Pedalear con el destino

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  • Un año después de empezar a andar ya era capaz de correr a pie seis kilómetros y montar 35 en bicicleta.
elcorreo.com – «El truco para perseguir el destino es sentirse un piloto, un jinete en una pelota que gira a la espera de una oportunidad única en el tiempo», escribió Steve Cash, en ‘The Meq’. Una frase de ciencia-ficción que define la intensa vida real de Monique van der Vorst, una holandesa de 27 años que ha convertido en un milagro recurrente la lucha entre los caprichos del azar y su activo carácter.
Su primer desafío llegó cuando tenía 13 años y dedicaba sus esfuerzos al hockey sobre hierba, un deporte popular en Holanda Meridional. Entonces sufría numerosas lesiones en sus tobillos y los médicos le ofrecieron una operación para superar los problemas.
No salió bien. «Mi pierna izquierda se hinchó, se puso morada, fría, llena de líquido. Lo intentamos todo, pero mi pierna quedó paralizada hasta que no la pude usar para nada», recuerda Van der Vorst. Después, la rodilla derecha dejó de funcionar correctamente y se vio obligada a desplazarse en una silla de ruedas.
Su tronco inferior quedó paralizado y la adolescente encauzó su pelea contra el mundo hacia la superación de los límites. Encontró una salida en los triciclos especiales paralímpicos que se impulsaban con las manos. Al entrenamiento duro en bicicleta sumó el mental, con una actitud firme y repitiendo pensamientos en la vida como el ‘nietzschiano’ «lo que no te mata, te hace más fuerte».
Saboreó el éxito y su amor quinceañero fue lanzarse a toda velocidad por las carreteras. Entrenó por todo el mundo, desde Málaga hasta Florida, y fijó los Juegos Paralímpicos de Pekín como su objetivo. Pero de nuevo el destino se cruzó en su camino de manera violenta. Un coche la atropelló cuando entrenaba en Tampa (Estados Unidos), y aunque salvó la vida, se lesionó la vértebra T4.
Volvió a rebelarse. «Si no te gusta algo, cámbialo. Si no se puede cambiar, cambia tu actitud, pero no te compadezcas», repitió en su cabeza. Cuatro meses después se presentó con un collarín en China y se colgó dos medallas de plata. «No sé cómo lo hice, pero tenía un objetivo. Fue mi fuerza de voluntad», reconoce.
Su optimismo y éxitos se extendieron como ejemplo de superación en los Países Bajos -fue nombrada atleta discapacitada del año en 2009-, pero la providencia volvió a saltarse la ruta marcada hacia los Juegos de Londres. Entrenaba en Mallorca en la primavera de 2010 cuando otra bicicleta embistió a su triciclo. El accidente supuso unas consecuencias inesperadas para alguien que llevaba doce años sin poder mover el tronco inferior porque unos meses después sintió un cosquilleo olvidado en las piernas. El milagro se produjo y gracias a una nueva rehabilitación comenzó a andar. El ‘fatum’ se había transformado en fortuna.
Ciclista profesional

No sería el último capítulo. «Cada nuevo paso es un regalo navideño, pero mi carrera deportiva se ha terminado por un accidente y yo vivo para el deporte», se lamentó al no poder participar en los Juegos Paralímpicos. De manera inmediata se marcó un nuevo reto: correr un maratón. En tres meses corrió una prueba de cuatro kilómetros en Roma, en cinco meses aumentó hasta seis kilómetros la carrera a pie y añadió 35 en bicicleta. Porque Monique nunca perdió de vista a su adorada máquina y se atrevió con éxito en una competición de 142 kilómetros en junio. Fue un adelanto de sus nuevas hazañas.
«Lo mejor para relajarme es montar en bicicleta, así que decidí pasarme las vacaciones pedaleando por Italia y los Países Bajos», explica Van der Vorst sobre su rehabilitación. Pasó el verano escalando los Alpes, conoció las míticas curvas de Alpe d’Huez y en ese trayecto se fraguó un inesperado nuevo reto. El Rabobank, equipo ciclista de su país, ofreció a Monique un puesto en su equipo profesional femenino y ella aceptó con rapidez.
«Es un desafío muy motivador. Puede progresar mucho, pero creo que también todo el equipo puede aprender mucho de ella», anunció en su presentación sorpresa el director deportivo del Rabobank, Jeroen Blijlevens. «Estoy muy orgullosa. Este equipo ofrece el mejor entorno con una gran cantidad de experiencias y conocimientos. Además de eso, voy a ser capaz de aprender mucho de Marianne Vos (considerada la mejor ciclista del mundo)», dijo Monique van der Vorst en el día de su 27 cumpleaños. La holandesa prolongará su milagro después de doce años con sus piernas inmóviles y un nuevo desafío a lo previsible para cumplir con lo escrito por Henry Miller: «Vivir tus deseos y agotarlos en la vida es el destino de toda existencia».

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