Los nuevos sueños que esperan a Valenzuela

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    diario.latercera.com – Además, quiere tener un hijo, montar una empresa de running y lanzar un disco de hip hop, otra de sus grandes pasiones. También espera prolongar su carrera por ocho años.Cuando perdió la vista a los 12 años, por culpa de un glaucoma congénito, Cristian Valenzuela (29) tenía mucha rabia contra Dios y contra el mundo. No veía la salida ni tenía el ánimo suficiente para seguir adelante. Hoy, su hábitat está lejos de esa pieza de tres por tres que lo cobijó durante el tiempo que aguardó para descubrir su verdadera pasión: el atletismo, un deporte que lo convirtió en el primer campeón mundial y en el único medallista de oro del deporte paralímpico chileno.

    “Mi relación con Dios pasó de la rabia que tenía con El por haber quedado ciego, a decir hoy ‘por qué tengo tanto, si no merezco ni necesito tanto’. Creo que Dios es demasiado bueno conmigo. Soy una persona muy plena y demasiado feliz…”, cuenta el hombre que en Londres ganó los 5.000 metros.

    Con un presente esperanzador, su vida ha tenido un giro en todos los sentidos. Ya no es anónimo y eso se lo hacen saber en la calle. Tampoco sabe si volverá a trabajar al call centerque lo recibió por siete años. Los saludos abundan y las fotos también. Incluso, su perfil en Facebook ha tenido un notorio aumento de solicitudes de amistad, sobre todo de mujeres, algo que entusiasma a Cristian, pero no mucho a su madre, Edith Guzmán, quien mira con recelo esta posibilidad.

    “He tenido varias pololas, a pesar de que no es fácil acercarse a una persona no vidente. En un principio te tratan como si no pudieras hacer nada, te buscan las rampas… Pero me da risa, porque me considero una persona absolutamente normal y cuando camino por la calle no pienso que soy ciego. Soy muy independiente y eso las sorprende”, confiesa.

    Precisamente, esta independencia comienza a tomar forma, a partir de los últimos éxitos deportivos. Nuevos ingresos económicos hacen que el atleta se entusiasme con la idea de dejar su casa y emprender una nueva vida. “Quiero comprarme un departamento e irme a vivir solo. Eso me hará crecer”, comenta.

    Aunque esta idea tampoco es aprobada por su madre, Cristian insiste en su proyecto y explica que no es por un problema de relación con ella. “Con mi mamá somos amigos, más que madre e hijo. Ella me mostró que, pese a la oscuridad que pueda haber en el camino, hay que seguir adelante y luchar por los sueños”, dice.

    Esta intención de expandir su horizonte también está relacionada con otro plan: formar una familia. “Más que casarme, quiero tener un hijo. Es lo que le falta a mi vida: quiero despertar a las tres de la mañana por el llanto de un niño, ver su crecimiento; poder regalonearlo; poder compartir todo; mostrarle los videos de lo que hice y decirle que estuve ahí, a estadio lleno, y que fui capaz de ganarles a todos gracias al esfuerzo y la perseverancia. Además, quiero enseñarle que las cosas nadie las regala en la vida; que la pelea es dura, pero que uno, si quiere, puede triunfar”, subraya. Eso sí, está en busca de la mujer para emprender este sueño.

    Los éxitos deportivos y su repercusión mediática han configurado un escenario que Cristian quiere aprovechar para cumplir otros sueños en ayuda del deporte paralímpico. “La idea es aprovechar este momento para realizar nuevas ideas. Hay tanto por hacer, que no sé si me va a dar el tiempo. Espero poder hacerlas con mucha dedicación”, dice.

    En este sentido, el proyecto más potente es realizar una academia que forme nuevos exponentes: “Me gustaría crear un centro de alto rendimiento para personas discapacitadas y darles todas las condiciones para que puedan practicar deporte. Quiero ser precursor, difundir y motivar para que en Río podamos viajar el doble o el triple de los deportistas que estuvimos en Londres”, apunta.

    De hecho, durante su preparación para la cita de los anillos dio un simbólico primer paso para este objetivo. “En Logroño compré una pelota de básquetbol, para remover la pasividad que tiene este deporte en Chile. Además, quiero traer el tenis de mesa para ciegos, algo que acá todavía no existe”, profundiza.

    Este proyecto estará complementado con una serie de charlas. En ellas busca que el público empatice con su concepto, a través de un particular método. “La idea consiste en taparle los ojos a la gente para que entienda lo que siente una persona que no ve. Así les creo un ambiente y ellos pueden entender lo que yo vivo. Esto irá acompañado de un pequeño spotcon imágenes”, detalla.

    También están contempladas las visitas a colegios, pues, como él mismo resalta, “el deportista tiene que asumir un rol social, donde entregue cariño y que los niños se sientan considerados. Uno no está en un pedestal, donde nadie lo pueda alcanzar, yo sólo soy una persona normal que lucha en la pista y que ha conseguido cosas, que ellos también pueden conseguir. Y eso me interesa dejárselos en claro”.

    Por otra parte, piensa emprender en una empresa ligada al running, que apuntará a todo tipo de atletas.

    Otro sueño que espera cumplir el fondista tiene que ver con la música. “Está entre mis planes sacar un disco de hip hop, porque me ayudó en mis momentos difíciles. Quiero comprarme unos teclados, un buen computador y empezar a producir también a los chicos que están conmigo. A ver si sacamos un disco y lo subimos en la red, para así pagar esta deuda que tengo con la vida y con el hip hop”, anticipa.

    A pesar de esta gran cantidad de proyectos, Cristian no quiere descuidar su carrera y traza sus metas. “Me gustaría convertirme en el primer ciego total en bajar de los 15 minutos en 5.000 metros”, asegura. Además, planea su retiro dentro de ocho años: “Mi idea es estar en los próximos dos ciclos olímpicos, para luego dejar el alto rendimiento y luego ser sicólogo deportivo”, puntualiza.

    “¿Si me siento el mejor deportista paralímpico de la historia? Creo que sí. Respeto demasiado a todos mis compañeros, sé que son muy buenos en lo que hacen, pero siento que por los logros quedé en la historia, aunque espero de todo corazón no ser el último en hacerlo y que surjan más deportistas”, concluye.

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