Carta abierta por la normalización de las personas con discapacidad, por Alfonso García Gambín

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Alfonso García Gambín, Presidente del Casa Murcia Getafe

Por Alfonso García Gambín. El pasado día 3 de diciembre se celebró el Día Internacional de las Personas con Discapacidad. La Asamblea de Naciones Unidas, hizo un llamamiento a los Estados Miembros para que destacaran la celebración del Día, con miras a fomentar una mayor integración en la sociedad de las personas con discapacidades.

Particularmente, considero mucho más adecuado utilizar el término normalización que el de integración. No encuentro una razón muy convincente por la que denominar integración lo que debería ser acuñado como normalización, siempre y cuándo nos referimos a los apoyos que se han de realizar a las personas con discapacidad. La ayuda está considerada esencial para que este colectivo alcance la integración social. La verdad, considero que nos mentimos de forma descarada, nos creemos nuestras propias mentiras, o al menos nos falla la memoria sobre como nos hemos comportado tiempo atrás, incluso en como nos seguimos comportando en el presente.

Vayamos a ejemplos concretos y tomando como base el deporte: En la actualidad, a nadie le extraña que cualquier niño o persona adulta pueda practicar deporte en su día a día. Es difícil encontrar una ciudad o un pueblo que no disponga de un polideportivo, campo de fútbol, etc. Se aplaude públicamente que un joven a través de su esfuerzo y gracias a los recursos puestos a su disposición tanto por entidades publicas como privadas, pueda hacer del deporte su profesión. Es más, gracias al apoyo mediático, se habla de su capacidad técnica y de los progresos que va consiguiendo para ser un deportista de élite.

Todo esto se produce, precisamente, por la normalización con la que se desarrollaron los recursos necesarios para que la población no discapacitada pudiera acceder al deporte (campos de fútbol, polideportivos, pistas de atletismo, etc.) Se realizaron inversiones en obras y servicios que han permitido visualizar como un logro personal, sin necesidad de integrar a nadie, el triunfo en el deporte, eso si, solo para una parte de la población.

Pero cuando hablamos de discapacitados, nos referimos al concepto integración. Término que maneja una parte muy amplia de la sociedad, eso si, olvidando que debería haber promocionado la misma normalización en inversiones y servicios de apoyo durante el periodo de transformación que sufrieron las instalaciones deportivas en nuestro país. Transformación que ha permitido situar a España entre los países que más avances han mostrado en materia deportiva. También definimos como ayuda a la integración, cualquier apoyo de una entidad a las personas con discapacidad que realizan deporte, obviando cualquier otra expresión. Damos por hecho que ayudamos a la integración. Si es así, cabe preguntarse: ¿Dónde queda la normalización que si se realiza con las personas no discapacitadas?, ¿Acaso la palabra integración debería ser utilizada para todos?, cuando un deportista no discapacitado consigue un éxito, ¿es que se ha integrado?

Para finalizar el ejemplo, recurramos a una fecha reciente; Verano de 2012, Londres alberga las Olimpiadas y las Para-Olimpiadas. España acudió con representantes a ambas citas deportivas, algo alabado por la sociedad. Tuvo campeones olímpicos y paralímpicos. Los “apoyos” o “premios” -que cada cual lo entienda como desee- de las instituciones a los campeones olímpicos ascendieron a un importe individual de 96.000€. Por su parte, los campeones paralímpicos, recibieron una cantidad cercana a los 15.000€. Dependiendo del prisma que utilicemos, puede ser considerada una forma de “integración”. De lo que estoy seguro, es que dista mucho del término normalización. Para mí, y respetando todas las opiniones, se convierte en una forma de exclusión.

Pero este problema no sólo lo encontramos en el mundo del deporte, podemos hacerlo extensible a cualquier faceta de la vida. Sinceramente, las personas con discapacidad están tan integradas como el no discapacitado, pero necesitan que la sociedad normalice la situación y recupere de manera urgente el tiempo perdido actuando como debió haberlo hecho tiempo atrás.

No se trata de admirar aquello que realizan con un sentimiento de humanidad, se trata de aplicar la misma medida de valor que utilizamos con los no capacitados. Parece que nos cuesta”descubrir” que pueden ser deportistas de elite, actores, médicos, periodistas, etc. Si pensamos en personas no discapacitadas lo damos por supuesto, es decir, lo vemos como algo normal, incluso nos produce un sentimiento de admiración y apoyo incondicional hacía aquellos que son capaces de destacar en determinados campos.

Igualmente, tomamos como cotidiano que distintas entidades dediquen cantidades -a veces desorbitadas- a mantener y multiplicar la admiración pública de un triunfador. En cambio, cuando se trata de una persona discapacitada no exigimos a las entidades el mismo grado de esfuerzo en apoyar su normalización. Será que queremos transformar este proceso en Integración.

Alfonso García Gambín
Presidente
Club Baloncesto en Silla de Ruedas: Casa Murcia Getafe

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