ARGENTINA: Tenis para ciegos o el desafío de quebrar las barreras del deporte

0
0

En Buenos Aires se practica de manera gratuita en un club de Caballito; conocé cómo se juega y sus orígenes

Sebastián Rodeiro.   Foto: LA NACIONcanchallena.lanacion.com.ar – Era apurar el tranco nomás y que sea lo que Dios quiera. Por las dudas, su perro lo custodiaba en su locura. De hecho, lo curó cuando un Citroën lo atropelló. Cruzar la ruta 8 es peligroso. Y si quien la cruza es casi ciego y apenas distingue un bulto a lo lejos, ya es suicida. Cuando el intrépido Roberto Masotta (45 años) ingresó al comercio que tenía junto a su mujer (la fiel Norma, con quien se casó hace 24 años) intentó disimular el accidente. Intentó. Pero su perro le lamía la herida. Lo curaba. Y él rengueaba. Entonces comprendió que era tiempo de dejar de mentirse. De admitir que ya no veía y que una retinosis pigmentaria había corroído poco a poco su visión. Hora de usar el bastón y empezar a vivir una vida de ciego. Y desde entonces no paró de hacer chistes sobre el tema.

«¿Miro para allá?», dice Roberto, pícaro, para sacarse una foto. Como cuando jugaba con Los Murciélagos, se la dejó picando frente al arco, y remató: «Bueno, mirar es un decir». Y otra catarata de carcajadas de todos sus compañeros que se arreglan para la foto. Nicolás Datilo es uno de los tres profesores, que bajo la dirección de Eduardo Raffeto, gratuitamente, dan clases de tenis para ciegos en el Centro Burgalés. «Al principio me cuidaba de decirles ciego, de cómo les hablaba, y después me di cuenta que no hay que tener miedo en cómo hablarles», cuenta el profesor.

Quien alguna vez haya jugado al tenis y, especialmente, haya empezado de grande, sabe lo difícil que es. Si a eso le sumamos que la ausencia de la visión, el desafío es mayúsculo. Para ciegos totales, en este deporte adaptado se permite hasta tres piques. Si el deportista tiene la capacidad de divisar algo al menos, se permiten dos piques. La pelota, hecha de goma espuma, lleva adentro pelotitas de ping pong y unas municiones para que haga ruido. «Se ve con el oído», explica José Viera, quien hace pocos años, a los 47, quedó prácticamente ciego.

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí