De las pistas a la bicicleta

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  • De las pistas a la bicicletaHa disputado cuatro Juegos Paralímpicos como atleta
  • Después de 14 años, decidió colgar las zapatillas
  • Un año después, ha ganado dos platas mundiales en tándem

marca.com – Ignacio Ávila llevaba toda la vida practicando atletismo. Afiliado a la ONCE desde pequeño, empezó a correr en el colegio junto a su hermano Abel. Ambos sufren retinosis pigmentaria, una enfermedad degenerativa que va reduciendo paulatinamente el campo de visión hasta desembocar en ceguera. De los cuatro hermanos de la familia, los tres varones la padecen.

En 1998 acudieron a un campeonato celebrado en Tarrasa y le cogieron el gusto a competir. Desde entonces, Ignacio ha participado en cuatro Juegos Paralímpicos (Sidney, Atenas, Pekín y Londres), donde ha cosechado una plata (4×400 m) y un bronce (1.500m), y en su palmarés hay nueve medallas en Campeonatos del mundo (3 oros, 3 platas y 3 bronces).

Pero en 2011 tuvo un desprendimiento de un cartílago en la cadera y se vio obligado a pasar por el quirófano en agosto. La rehabilitación fue bien pero no volvió a ser el de antes. Los dolores persistían y la preparación para la cita de Londres “fue muy dura. Tuve que ir continuamente al fisio, tomar relajantes musculares… Uno de los motivos de cambiar las zapatillas por las ruedas fue ése”.

“En Londres no conseguí resultados y al perder la beca tuve que volver a trabajar vendiendo el cupón de la ONCE. Antes tenía una excedencia pero viendo el nivel que hay en el atletismo si quieres aspirar a algo grande tienes que dedicarte en exclusiva a ello”, explica el catalán.

Catorce años en el atletismo
Tras 14 años compitiendo, Ignacio echaba de menos ese gusanillo en el estómago previo a cualquier competición y las rutinas de entrenamiento. Por eso, cuando el entrenador de ciclismo adaptado de la ONCE de Cataluña le propuso probar el tándem, no se lo pensó. “Me sorprendió porque en la bici no tenía ninguna molestia. Me gustó trabajar en equipo y la sensación de velocidad”, recuerda.

El siguiente paso fue encontrar un piloto que fuera sus ojos sobre la bici. Joan Font aceptó de inmediato y empezaron a compaginar sus respectivos trabajos con los entrenamientos: “Estaba acostumbrado a hacer los horarios que me daba la gana”, porque en atletismo no necesitaba un guía, pero “después de tantas horas juntos, al final se forja una amistad y eso también es lo bonito. A dedicación, esfuerzo y ganas no nos gana nadie”, dice.

A por sus quintos Juegos
Fruto de ese esfuerzo —a la semana hacen unos 500 kilómetros— pronto llegaron los primeros resultados en la Copa del Mundo y se ganaron la confianza del seleccionador Félix García Casas, que apostó por llevarles al Mundial de ciclismo paralímpico en ruta de Canadá el pasado verano.

IGNACIO ÁVILA
«No lo esperábamos. Hemos superado con creces nuestro objetivo»
Allí Ignacio y Joan ganaron dos medallas: una plata en la contrarreloj y otra en línea. “No lo esperábamos. Hemos superado con creces nuestro objetivo”, reconoce.

El próximo es el Mundial del año que viene aunque, a largo plazo, Ignacio sueña con estar en Río en 2016 y disputar sus quintos Juegos Paralímpicos. Esta vez, en tándem.

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