David Casinos: «Hay mucha gente que puede ver pero está más ciega que yo»

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«A mi hija Cayetana, de nueve meses, quiero decirle que aunque el papá llega al cole con un perro y los otros con coches, es capaz de hacer las mismas cosas», reflexiona

David Casinos durante la entrevista
David Casinos durante la entrevista

VICENT CHILET/levante-emv.com

Atleta paralímpico. Ciego desde los 25 años, la labor de David Casinos (Valencia, 1972), no se limita a la excelencia de ser campeón en cuatro Juegos consecutivos. En una sociedad en crisis transmite su ejemplo de superación en charlas motivacionales, mientras prepara su camino para cuando se retire tras Río de Janeiro 2016.

¿Su ejemplo de superación se puede aplicar en los casos de dificultad creada por la crisis?
A lo largo de mi trayectoria me he dado cuenta de que la gente no sólo premia los éxitos deportivos, también la propia superación personal que está detrás de los deportistas paralímpicos. Nuestros casos calan hondo en la sociedad e impregnan de alegría a la gente que nos rodea. Te das cuenta de que puedes ayudar a otras personas.

Perdió la vista a los 25 años y se tuvo que reinventar. Al hilo de muchos ejemplos actuales, usted fue también un emprendedor.
Sí. Había perdido la vista, mi trabajo en Ford. Tenía que hacer otra cosa con mi vida. Se abrió la puerta de la ONCE y me dio las herramientas para una vida de calidad. El trayecto fue largo. El deporte fue un soporte que me dio solidez para cosas interesantes.

¿La situación de muchas familias, con hipotecas, en paro, desahuciados, es una especie de ceguera metafórica, de no poder vislumbrar un futuro?
Cuando uno no tiene alternativas está obligado a hacer algo nuevo, distinto, para traer pan a sus hijos. Yo hablo mucho de la resiliencia, cuando uno es capaz de sacar, pese a todo, fuerzas interiores que le llevan a destinos desconocidos pero con los que sales del agujero.

¿Cómo nace esa resiliencia?
Esa fuerza nace de uno mismo. Es importante estar bien rodeado, pero realmente el cambio lo da uno mismo. El poder reside en uno mismo. Está en tu mente.

Acuñó la frase de «si no sale el sol hay que sacarlo».
Esa frase nació una mañana y me acompaña desde hace 16 años. Tiene luz y fuerza, y motiva a la gente.

El juez Giovanni Falcone decía que era ingenuo pensar que se podía vivir sin miedo, pero que no se debía estar condicionado por él.
Nunca dejaremos de tener miedo, nos acompaña siempre, pero lo podemos controlar, como todo lo que nos afecte. Hay gente que el miedo les arrebata y los hunde. Otros saben convivir con las emociones, con una mente flexible. Es un factor humano, se puede domar.

¿En sus charlas motivacionales hay parámetros o pautas para aplicar en el día a día?
Marco mi propia receta, la de cómo construir mi propia felicidad. Debemos hacer lo que nos gusta en la vida. Hay quien no lo encuentra en toda una vida, porque no salimos de nuestra muralla exterior, y tenemos un mundo nuevo que descubrir. Quien atraviesa esa barrera se da cuenta de que ha estado sumido en una ceguera permanente. Hay mucha gente que pudiendo ver, está más ciega que yo.

¿El concepto de éxito conviene cambiarlo?
Yo no busco el éxito, me preparo para él y disfruto del camino, del entrenamiento, del día a día que me llevará a un podium. Pero es cierto que la gente vive loca por el éxito, pero un éxito a corto plazo.

¿Cómo le ha transformado la paternidad?
No me había planteado tener familia, pero con los años supe que era necesario. Cayetana tiene nueve meses y quiero contarle lo que he sido capaz de hacer, o explicarle que aunque el papá llega al cole con un perro y los otros con coches, es capaz de hacer las mismas cosas.

Está en la recta final de su carrera. Está ya preparándose para cuando acabe el deporte?
La primera opción es mi casa, la ONCE. Vendí cupones durante once años y fue extraordinario. También he podido contar mi historia, en forma de «coach», como experiencia deportiva y de valores, y trasladarlo de forma altruista a charlas de motivación, gestión empresarial, liderazgo. Hay miles de facetas donde mi vida tiene cabida. Hace poco me ofrecieron ir al Kilimanjaro. Esto no tiene fin (risas).

También le han ofrecido un «stage» en Nueva Orleans.
Sí, me iré en octubre, cuando Cayetana haga su primer aniversario. Serían dos meses y medio. Se trata de agilizar el inglés, de seguir con los entrenamientos. En EEUU hay historias de superación increíbles y será un placer compartir la mía.

Y queda el reto de los quintos Juegos Paralímpicos, en Río.
Los Juegos ya van pesando, soy consciente de que tengo cierta edad, pero quiero llegar entero para poder retirarme después de Río.

¿Hay otros «David Casinos» en el extranjero, cuya implicación no se limita sólo a competir?
Sobre todo compito con rusos, bielorrusos, y por lo general desconocen estas facetas, se dedican a entrenar duro. Es otra cultura de trabajo y deporte.

A Ximena, su perro-guía, dentro de poco le tocará descansar.
Sí, ya tiene diez años y me acompaña desde hace ocho años y medio. Le toca descansar porque la calle es dura, con sus miles de barreras, de tráfico y ruidos, mucho más dura que entrenar. He vivido mucho con ella. Está debajo de la cama y de las mesas, siempre fiel.

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