La falta de un tren adaptado impide a un joven estudiar en Barcelona

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    Cristian sacó un 9,4 en Bachillerato y un 13 sobre 14 para el acceso a ingeniería multimedia. Pero no puede desplazarse a la facultad porque el tren carece de rampa para su silla de ruedas

    Acceder al vagón de tren es imposible para la silla de ruedas eléctrica de Cristian. JMB
    Acceder al vagón de tren es imposible para la silla de ruedas eléctrica de Cristian. JMB

    José M. Baselga/diaridetarragona.com. Dice que no se va a rendir. Y de eso sabe. Con 18 años, Cristian González, de El Vendrell, logró un 9,4 en sus estudios de bachillerato en el Insituto Baix Penedès de El Vendrell. Su sueño es estudiar ingeniería multimedia y la nota de acceso que logró es de 13 sobre 14. Una de las mejores de Catalunya. Pero mientras su esfuerzo le abre puertas, otras, que deberían ser más fáciles de sortear, se le cierran.

    Cristian sufre de nacimiento atrofia muscular espinal, una enfermedad genética que reduce la fuerza muscular y que le incapacita para muchas actividades, por lo que debe usar una silla de ruedas eléctrica . «Pero no me incapacita para estudiar porque, además, es mi afición», explica.

    Sin rampas

    El joven ha logrado plaza para ingeniería multimedia en La Salle Bonanova de Barcelona, pero teme que su esfuerzo quede cerrado por la falta de transporte adaptado para desplazarase a diario. «Ningún tren que pasa por El Vendrell dispone de rampa para acceder con la silla».

    El tren sería lo más rápido y cómodo, pero ahora es imposible por no estar adaptado. Cristian pide a Renfe una solución para poder ir a diario a estudiar a Barcelona. «Sólo es poner una rampa, pero dicen que no pueden porque los andenes y los trenes que pasan por aquí no están preparados».

    En la estación de El Vendrell tampoco hay personal para ayudar al joven a subir al tren con su silla. «Ni en la de Passeig de Gràcia, que sería la parada en la que bajaría». Desde allí el metro o el autobús hasta la Bonanova están adaptados.

    El curso empieza el 1 de septiembre y Cristian no tiene resuelto cómo desplazarse a su sueño. Otra posibilidad para ir a diario a estudiar sería coger el autobús de la empresa Monbús que une El Vendrell con Barcelona y que cuenta con rampa, pero que llega a la Ciutat Comptal entre las 9.00 y las 10.00, tras dos horas de viaje. Y las clases de Cristian comienzan a las 8.00.

    «Queda que mi padre me lleve cada día, regrese a El Vendrell y vuelva por la tarde a buscarme», señala resignado el joven, que sabe perfectamente el coste de esos viajes en coche, además del peligro y la dificultad para una familia dedicada al comercio.

    Una farola en la acera

    Cristian explica la situación en el trayecto entre su casa y la estación de tren de El Vendrell. Son unos 20 minutos. Al llegar a una bifurcación en el callejero de la localidad señala que se ha de ir por la izquierda. «Por la derecha es más rápido, pero en esta acera hay una farola justo en el centro y debo ir por la calzada y hay muchos coches».

    Acceder a la estación no tiene problema. Una rampa elimina cualqier barrera. Pero al llegar el tren la imposibilidad de acceso al vagón es total. La separación del convoy respecto al andén y los dos escalones deltren son barreras infranqueables. Dos viajeros se ofrecen a levantar la silla, que pesa 140 kilos, pero Cristian les explica que no va a subir.

    Cristian espera en el andén para ver cómo se cierran las puertas del tren. «¿Sabes? No voy a renunciar. Iré de la forma que sea, aunque sea atado a un coche. Voy a ir seguro. Sé lo que es esforzarse».

    ‘La carrera es imprescindible para poder ganarme la vida’

    El joven de El Vendrell explica que ni quiere ni puede renunciar a sus estudios. «Mira. La carrera es imprescindible para mi vida. Yo no puedo tener otro trabajo y necesitaré trabajar para vivir. La informática y el diseño de aplicaciones es algoque puedo hacer. Sea como sea tendré que llegar a Barcelona».

    El estudiante de El Vendrell es un apasionado de la informática y de las aplicaciones multimedia, algo en lo que podrá formarse y especializarse en la facultad. Una de sus creaciones ha quedado finalista en los premios acceso a bachillerato que concede la Fundació Salas.

    Aplicación premiada

    La aplicación ideada por Cristian González busca que puedan quedar identificados la mayor parte de lugares del Estado en cuando a su accesibilidad para personas con movilidad reducida. El joven explica que con aportaciones de usuarios que se incorporarán a la aplicación, se podrá conocer la situación de barreras arquitectónicas de lugares de interés turístico, pero también de establecimintos comerciales.

    El reconocimiento de la Fundación Salas, una entidad privada sin ánimo de lucro que impulsa el desarrollo de acciones que contribuyan a la accesibilidad de viviendas y su entorno, permite también que la aplicación de González participe en un certamen de la Fundació Gaspar que premia iniciativas para el desarrollo de l turismo.

    El joven también recibirá un reconocimiento en los próximos días en el que participarán los alumnos catalanes que han logrado mejores notas en sus expedientes académicos. En la calle, una vecina saluda a Cristian. «Felicidades, ya me dijeron lo de tus buenas notas en el colegio».

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