Eckhard: “No podemos competir con el fútbol, el ciclismo adaptado necesita más apoyo y visibilidad”

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Maurice Eckhard

Para el ciclista paralímpico, “el  poder mediático que te da un Bronce olímpico no es comparable a ningún otro título”

  • “Me siento orgulloso de haber sido pionero y haber ayudado a otros deportistas discapacitados que ahora siguen mis pasos”
Maurice Ekchard con Rosa Laparra
Maurice Ekchard con Rosa Laparra

Divina Pastora. El valenciano Maurice Eckhard llegó al ciclismo adaptado casi por casualidad en el año 2000. Desde entonces ha cosechado grandes éxitos. El último, el pasado mes de agosto cuando se proclamó, en Suiza, subcampeón del mundo en categoría MC2.

Ahora trabaja duro para hacer una buena marca en el Mundial de pista (marzo) que le dé el pase a los Juegos Olímpicos de Río 2016, en la que será su cuarta cita olímpica, y repetir, como mínimo, el bronce de Londres 2012. Sabe que en Río es posible colgarse una medalla, pero es consciente de la dificultad de estar entre los mejores en un deporte que, año tras año, sube su nivel. En la mente, el sinsabor de Pekín 2008 en el que, tras un año brillante, se quedó a solo dos segundos de subir al podio.

Eckhard, que forma parte de la Cátedra Divina Pastora de Deporte Adaptado de la Universitat de València, habla en esta entrevista con Rosa Laparra, gerente de la Fundación Divina Pastora, de sus objetivos a corto y largo plazo y de cómo ve el futuro y la promoción del ciclismo adaptado en la Comunidad Valenciana.

Rosa Laparra: ¿Cómo llegas al ciclismo?

 Maurice Ekchard: Yo, de pequeño, siempre he hecho deporte, además, tenía la suerte de vivir en una urbanización en La Cañada (Paterna), una zona en la que una de las actividades de los niños, tanto en verano como en invierno, era salir en bici. Entonces era solo un hobby, pero se me daba bien, mejor que otros deportes en los que era más patoso.

 Rosa Laparra: ¿Y al ciclismo adaptado?

Maurice Ekchard: Se puede decir que al ciclismo adaptado llegué en 2000. Fue una época en la que me quedé solo, sin amigos porque veía que lo que ellos hacían no era lo que yo quería, así que una tarde viendo el Tour decidí apuntarme a la peña ciclista para salir los domingos y realizar una actividad que me gustaba. La primera vez que salí con ellos fui con mi mountabin bike y lo pasé muy mal. Así que el siguiente paso fue comprarle a uno de los compañeros de la peña una bicicleta de segunda mano. En otoño, fui a FESA (Federació d’Esports Adaptats de la Comunitat) y descubrí el ciclismo adaptado. En abril de 2000 hice mi primera carrera en Villarreal, quedé segundo e hice la mínima para poder ir a los campeonatos de España ese mismo año.

Rosa Laparra: ¿Cómo es un día cualquiera en la vida de Maurice Eckhard?

Maurice Ekchard: Entreno por la mañana, unas dos horas, y luego descanso, y si me toca sesión, también entreno por la tarde. Normalmente, mi entrenador y yo hacemos lo siguiente: dejamos un día de los siete de la semana, de descanso; un día de entrenamiento suave y los cinco restantes, entrenamientos más fuertes.

Rosa Laparra: ¿Qué es lo más duro de  la competición?

Maurice Eckhard: Es muy duro siempre. Cada vez que compites, inconscientemente vas subiendo el nivel y te vas superando. Pero como me gusta mucho y hoy en día no sé vivir sin el deporte y sin el ciclismo adaptado es reconfortante.

Rosa Laparra: ¿Cuáles son tus objetivos a corto plazo?

Maurice Eckhard: Mi gran objetivo es asistir a los Juegos Olímpicos en Río de Janeiro el año que viene. Lo tengo más o menos encaminado, pero me falta rematarlo y eso pasa por hacer un buen papel en el Mundial de pista, en marzo de 2016. Hoy por hoy con lo complicada que se está poniendo la competición, necesito dedicarme al 100% al ciclismo para conseguir mi pase a Río 2016. En Londres, me quedé a cuatro décimas de la plata y a cinco segundos del oro, así que veo posible lograr medalla en esta nueva cita olímpica.

Rosa Laparra: Serán tus cuartos Juegos Olímpicos ¿no?

 Maurice Eckhard: Sí, estos serán mis cuartos Juegos Olímpicos. He estado en Atenas, Pekín y Londres y no sé si Río 2016 serán mis últimos Juegos. Voy con la máxima ilusión y voy sabiendo que, visto lo que sucedió en Londres, si lo hago bien puedo lograr un buen resultado. Estoy muy motivado.

Rosa Laparra: ¿Cuál ha sido tu mejor reconocimiento?

 Maurice Ekchard: Sin ninguna duda el Bronce paralímpico. En el mundo paralímpico, no solo en el ciclismo sino en todos los deportes, hay un gran escalón entre lo que es un Mundial, que no hablamos de cualquier cosa, y unos Juegos Paralímpicos. Hay un escalón demasiado grande en cuanto a repercusión y reconocimiento. Puedo ser Campeón del Mundo y reconocido, pero el poder mediático que te da un bronce olímpico no es comparable con ningún otro título. Cuando volví de Londres y tenía la medalla me dije ahora sí que puedo, además de contar con la Cátedra Divina Pastora, tener un patrocinador particular. Porque está claro que si quiero continuar y vivir de esto, lo necesito.

 Rosa Laparra: ¿Qué te ha ofrecido la Cátedra Divina Pastora de Deporte Adaptado de la Universitat de València?

Maurice Ekchard: La Cátedra comenzó en 2008, justo un año después de que yo obtuviera grandes logros en el Mundial en 2007. Yo siempre he dicho que estoy muy agradecido a la Cátedra y, además, me siento orgulloso de haber sido pionero y de haber ayudado a otros deportistas discapacitados que ahora siguen mis pasos.

Rosa Laparra: Y tras Río 2016, ¿qué otros retos te planteas?

Maurice Ekchard: Aunque todavía lo veo lejos, tengo en mente un proyecto para apoyar el ciclismo paralímpico aquí en Valencia. Aquí, hay gente que practica ciclismo adaptado, pero vamos cada uno por nuestra cuenta y parece que no haya nadie. En otras ciudades no pasa lo mismo. Por ejemplo, en Barcelona vas al velódromo una tarde y te encuentras al menos 10 deportistas con alguna discapacidad practicando este deporte. Estoy seguro de que aquí, en Valencia, se puede hacer algo así y también ayudar a la base.

Rosa Laparra: ¿Cómo ves el deporte adaptado en España y en Valencia?

 Maurice Ekchard: Poco a poco ha ido mejorando. Ahora, gracias a la Cátedra Divina Pastora de Deporte Adaptado de la Universidad de València y a otras iniciativas, como el proyecto FER, tiene cada vez más visibilidad. Si salimos en más medios, despertamos más interés y podemos lograr más apoyo. Es el pez que se muerde la cola. No podemos competir con el fútbol porque es imposible, es un fenómeno social, pero necesitamos más visibilidad y apoyo.

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