«En Río, nos vamos a pegar de verdad»

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Daniel Pérez, paralímpico leonés, valora el aprendizaje en el pasado Mundial de Doha, tras conocer a los atletas que serán sus rivales en los Juegos de Brasil del próximo año

EL NORTE DE CASTILLA – El especialista español en salto de altura pretende conseguir la mínima ‘A’ (1,85 metros) en los próximos meses, para no depender de nadie en su convocatoria con el equipo nacional

Daniel Pérez Martínez (León, 1995) es la gran promesa del atletismo paralímpico castellano y leonés y una de las referencias del futuro para la selección nacional. Sin embargo, pese a poder presumir de haber sido 18 veces campeón de España (pista cubierta, al aire libre, clubes, selecciones…) y de contar con el actual récord nacional en la prueba de salto de altura (1,78 metros), su carrera está en los primeros saltos, como demuestra “el tortazo” del pasado Mundial de Atletismo Paralímpico, celebrado el pasado mes de octubre en Doha, donde finalizó sexto, muy lejos de sus pretensiones.

Del “Ya está. Se acabó todo”, tras cerrar su participación con una toalla sobre la cabeza y la desazón de estar muy lejos de sus expectativas, a la versión optimista del que sabe que la próxima cita puede tener los aros de los Juegos como telón de fondo. “En unos meses, nos vamos a pegar de verdad”.

– ¿Puede ser el pasado Mundial de Doha uno de los primeros capítulos de su libro?

– No sé si el primero, pero lo que ha sido es una enseñanza muy importante. Creo que la experiencia me va a venir muy bien para las competiciones del futuro. Sé que me va a venir muy bien si finalmente estoy en los Juegos de Río del próximo año.

– En el apartado de resultados… Aparece el ‘debe mejorar’, ¿no?

– Sí, está claro. El resultado es muy justillo, por decirlo finamente. Cometí varios errores y con el paso del tiempo los veo más claros. Lo peor de todo es que alguno lo localicé durante la competición, pero no fui capaz de remediarlo. Sabía que estaba alargando mucho el último apoyo, lo sabía… Pero no pude controlarlo.

– Su imagen con esa toalla blanca encima de la cabeza tapándose la cara reflejó la frustración.

– Sí, pero sabía que el deporte es así. Yo llevaba dos meses saltando por encima del 1,76 metros y en Doha, en el salto más importante, no pude hacerlo. Un mal día… Todo puede irse al traste por los nervios, dormir mal, o una decena de causas.

– Sin embargo, una vez que superó la barra del 1,73 metros, transmitía que podía volar hacia las medallas…

– (Risas) Bueno, no estaba mal, pero las sensaciones no eran las idóneas. Era consciente de que todo no estaba en su sitio.

– Mensajes de cariño, de ánimo… ¿Pero qué le han dicho los seleccionadores y su técnico?

– Todo el mundo coincide en que es mi primer mundial, que estas cosas pueden pasar, pero también hemos analizado el porqué de todo. Yo soy el más autocrítico conmigo mismo, y me considero un buen competidor, pese a lo que me ha pasado. Lo más importante es aprender y pensar en el futuro. Tenemos muchos meses para ponernos a tope. No voy a engañar a nadie, a Doha también llegué muy pasado en la temporada, y lo que sucedió entraba dentro de lo posible.

Un gigante americano en el reto de Brasil

– Al margen de las sensaciones personales, ¿con qué se queda del Mundial de Doha?

– Ya sé con quién me voy a tener que pegar si voy a los Juegos el próximo año. Hoy por hoy, creo que todos estamos muy juntos, salvo el americano. Ese chico está dos o veinte peldaños por encima, y algo muy grave tiene que pasar para que no sea el campeón paralímpico. También me causó muy buena impresión el chico ruso, es muy grande y muy fuerte, mientras que el saltador chino, que finalizó segundo, es muy, muy rápido… ¡Es una maravilla ver cómo se eleva!

– Es complicado que Daniel Pérez se quede fuera de los Juegos de Río…

– Bueno, yo prefiero ser cauto. Estoy preseleccionado, pero el objetivo es conseguir la mínima ‘A’, y dejarme de repescas u otros rollos. Tengo que conseguir saltar 1,85 metros y sellar el billete. Tengo muchos meses para conseguirlo.

– Durante los días del Mundial, el deporte leonés, el deporte adaptado castellano y leonés, incluso en muchos casos a nivel nacional, se volcaron con usted… ¿Le llegó ese apoyo?

– Aún siento un escalofrío. Mi hermano, los amigos de la Clínica Fisiorama, etc…, me demostraron que somos una familia y que, aunque yo soy el que compite, ellos están ahí conmigo. Salí y dije que contenta tiene que estar mi abuela… Todos pusieron su granito de arena, y eso me motiva para seguir trabajando.

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