Pistorius, ‘muere’ el atleta y nace la leyenda

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«Un perdedor no es aquél que llega último sino aquél que se sienta y nunca ha intentado correr» (Óscar Pistorius)

Pistorius momentos previos a la carrera de 400m en JJOO 2012
Pistorius momentos previos a la carrera de 400m en JJOO 2012

Mélani Revert. Ya nadie recuerda las hazañas de Óscar Pistorius. Todo el mundo ha olvidado a un hombre corriendo en los Juegos Olímpicos de Londres 2012 con sus prótesis transtibiales construidas en fibras de carbono. Se ha olvidado que Pistorius cambió la concepción de qué era un deportista paralímpico. Para todos ahora es un monstruo. Para todos es un asesino que merece estar en la cárcel.

El 14 de febrero de 2013, la vida del héroe africano cambiaba para siempre. Su novia moría y el atleta ”moría” al mismo tiempo. En ese momento, nacía la persona humana y una leyenda del atletismo, aunque pocos lo recuerden ya.

Pistorius, un atleta excepcional

Sin su madre él no hubiera sido el Óscar Pistorius que el mundo del deporte alababa. Ella, Sheila, le inculcó la superación y el sentimiento de no rendirse nunca, pero también el miedo que condicionó su vida personal (pero esta última parte daría para otro reportaje). Empezó jugando a Rugby, pero rápidamente se dio cuenta que había nacido para la velocidad y, lógicamente, sus prótesis no iban a ser un impedimento.

Un día empezó a correr y ya no paró. Su cuna del éxito fueron los Juegos Paralímpicos de Atenas, dónde consiguió medalla de bronce en 400m y oro en 200m. Su carrera despegaba al mismo tiempo que Pistorius ganaba velocidad. Sin embargo, su objetivo era correr en la máxima competición deportiva (y justa): Los Juegos Olímpicos.

Pistorius, durante su serie. MAX ROSSI (REUTERS)
Pistorius, durante una competición. MAX ROSSI (REUTERS)

Blade Runner, como es (bueno, era) conocido popularmente Pistorius, luchó contra viento y marea y consiguió que el Tribunal de Arbitraje Deportivo (TAS) le permitiera correr en Beijing 2008. Pero aunque trató de perseguir la marca mínima no lo logró. Su sueño tendría que esperar cuatro años.

Los atletas discapacitados y él soñaban al unísono con verle correr en los Juegos Olímpicos. Algunos suelen decir que si se cree y se trabaja, todo se puede conseguir porque los sueños son la demostración del esfuerzo constante. Pistorius demostró que la palabra imposible existe pero sólo en el diccionario.

2012 sería un año especial y pasaría a la historia (y seguirá estando siempre) como el primer atleta con prótesis en las piernas en correr en los Juegos Olímpicos. Su papel no fue brillante, pero era lo menos importante.

Algunos piensan que Usain Bolt fue la gran estrella de la competición. No obstante, se equivocan. Bolt era la estrella mediática. Hasta 24 horas de cola hubo en Londres para comprar un ticket y poder verle, pero entre tanto foco expertos en deportes sabían que Pistorius era quién estaba haciendo historia. Demostró como él dijo un día que ”los atletas discapacitados se merecen la oportunidad de competir al más alto nivel si nuestro cuerpo nos permite hacerlo”.

Oscar Pistorius compite en la primera ronda de los 400m en Londres. MICHAEL STEELE (GETTY IMAGES)
Oscar Pistorius compite en la primera ronda de los 400m en Londres. MICHAEL STEELE (GETTY IMAGES)

La tragedia llamó a su puerta un día y todos sus logros parecía que se habían esfumado, pero no era así. Los que le vieron correr un día, los que oyeron su nombre, sus seguidores y la historia del deporte, aunque ahora lo haya olvidado, recordará siempre que Blade Runner hizo historia. A veces, las leyendas del deporte tienen un final trágico. Su vida deportiva ”ha muerto”, pero el hombre sigue vivo. La leyenda ha comenzado y pervivirá en las mentes de los que un día le admiraron (y lo siguen haciendo, aunque no lo digan públicamente).

Pistorius siempre será Pistorius. Pistorius siempre será el hombre hecho superación.

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