Los ‘mosqueteros’ españoles, a puntuar en el Mundial de Roma

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Lorenzo Ribes, Álex Prior, Begoña Garrido y Tarek Nejjar acuden al campeonato del mundo de esgrima en silla de ruedas con el objetivo de sumar puntos para el ranking.

Jesús Ortiz / dxtadaptado.com

Los duelos cuerpo a cuerpo suceden a velocidad vertiginosa, en el que los tiradores, que se baten en sillas ancladas a la pista, ganan si tocan más veces al rival. Se trata de la esgrima en silla de ruedas, en la que España cuenta con Lorenzo Ribes, Álex Prior, Begoña Garrido y Tarek Nejjar, cuatro ‘mosqueteros’ que están listos para plantar batalla en el Mundial que se disputa en Roma del 7 al 12 de noviembre.

Al mando del equipo está Carlos Soler, que tras 23 años empuñando la espada, el sable y el florete, cambió su rol para forjar a nuevos espadachines. Campeón del Mundo, subcampeón de Europa y con 5 participaciones en Juegos Paralímpicos, el malagueño tiene ahora la misión de llevar a Tokio 2020 a sus pupilos. «Como seleccionador, el no llevar a un deportista a los Juegos de Río fue duro, me costó asimilarlo y tengo una espinita clavada», dice.

La clasificación para la cita de Japón arranca con el Europeo de septiembre de 2018. «Queremos clasificar a tres deportistas. El problema es que el presupuesto limita nuestras aspiraciones, ellos tienen que costearse las pruebas internacionales y están más preocupados en conseguir ese dinero que en la propia competición», lamenta. De cara al Mundial, Soler asegura que «lo importante es puntuar para tener una buena posición en el ranking. El que tiene más posibilidades de estar entre los mejores es Álex Prior».

Álex Prior. Fuente: FEDDF

El donostiarra, que fue campeón del mundo sub23 en 2013, llega tras ganar en sable y florete el campeonato de España: «Me encuentro fuerte, pero para este Mundial llego con un dedo de la mano fracturado, aunque voy con ganas. Mi objetivo es pasar la primera ronda y quedar entre los 16 primeros en sable».

El tirador del CD Fortuna de San Sebastián comenzó en este deporte en 2008, pero tres años después tuvo que pasarse a la modalidad en silla de ruedas. «Nací con la enfermedad de Perthes, que afecta a la cadera, en ella se produce la destrucción de parte del hueso de la cabeza del fémur. Es degenerativo, cada vez va a peor y llegará el momento en que tengan que operarme. Mientras tanto, disfruto de la esgrima, que me ha hecho ser más valiente y me ha ayudado a crecer como persona», sostiene.

Mientras imparte clases de esgrima en un club de Irún junto a su hermano, se prepara cada día con la meta de sacar el billete para los Juegos de Tokio 2020. «No lograr plaza para Río 2016 por un puesto fue bastante duro, pero ya pasé página y solo pienso en entrenar y en luchar en este ciclo porque quiero estar en Japón sea como sea», añade Prior.

Lorenzo Ribes, a recuperar su nivel

La vida de Lorenzo Ribes cambió cuando conoció a Carlos Soler en Torremolinos mientras éste se preparaba para los Juegos de Pekín 2008. «Me animó a que probase, antes había hecho deportes de contacto y sabía que me gustaría. La esgrima es muy competitiva y adictiva, una forma para canalizar lo que siento», apunta.

El malagueño tuvo un accidente de moto hace 17 años y sufrió una lesión en la médula espinal dorsal 4. «Me abandoné físicamente pero con este deporte volví a ser feliz. Me ha aportado mucho, sobre todo, independencia», relata. Se le escapó la oportunidad de estar en los Juegos de Londres y de Río, pero ya fija su mirada en Tokio. «Fue duro y tras ello me tomé un año sabático. Ahora ya estoy compitiendo y entrenando a tope, he vuelto a coger forma y he recuperado la ilusión», comenta.

Para este Mundial de Roma, Ribes competirá en sable y en espada: «No busco resultados sino sensaciones, quiero ver cómo me encuentro compitiendo contra los mejores después de mi parón. Estaría satisfecho si vuelvo a meterme entre los 20 mejores del mundo y recupero mi nivel».

La ambición de Tarek Nejjar

En la Sala de Armas de Bilbao comenzó hace seis años su aventura en este deporte Tarek Nejjar. Nació con un tumor en la columna vertebral y pasó por un calvario de más de 15 operaciones, pero lejos de hundirse, este joven bilbaíno de 22 años encontró en la esgrima su mejor medicina. «Es mi pasión, me siento vivo cuando la practico y me ha ayudado a superar cualquier obstáculo en mi día a día», confiesa.

En 2016 fue subcampeón del mundo sub23 y también ha sido campeón de España en florete, espada y sable. Pero sus inicios fueron duros, ya que durante varios años tuvo que entrenarse sentado en un banco: «No podía hacerlo en una silla de ruedas porque carecía de los anclajes necesarios para sujetarla al suelo. Cuando Carlos Soler llegó al cargo de seleccionador, la Federación Española nos lo cedió», dice este estudiante de Historia.

Ahora debutará en un Mundial absoluto y no se pone límites. «Me enfrento a rivales con mucha experiencia y nivel, será complicado pero soy un deportista ambicioso y no regalaré nada. Cuento con el factor sorpresa, ya que al ser zurdo tengo una pequeña ventaja. Lo voy a dar todo sin importarme el rival que tenga delante», apostilla.

Del atletismo a la esgrima

Ha sido campeona de España de veteranos en 100, 200 y 400 metros lisos, además de lograr buenos resultados en pruebas internacionales. Aunque sigue calzándose las zapatillas para correr sobre el tartán, Begoña Garrido ya lleva más de dos años compitiendo en esgrima. Era deportista de alto nivel en atletismo, hasta que le detectaron un tumor vertebral.

«Al principio fue duro, me vine abajo, me quitaron una vértebra y media, pero al tener una espalda fuerte por hacer deporte he logrado tener una gran faja abdominal y de momento estoy esquivando el quirófano, aunque sé que tarde o temprano tendré que ser intervenida», relata la tiradora vallisoletana.

«Soy entrenadora de atletismo en el Centro de Alto Rendimiento de Valladolid y un día en el gimnasio, una amiga me animó a que probara la esgrima adaptada y me negué, no quería sentarme en una silla de ruedas. Cinco meses después me senté y me enganchó. Con la esgrima volví a sentirme libre», añade. A punto de cumplir 57 años, en unos días acude al Mundial cargada de optimismo e ilusión: «Mi máxima es divertirme y pasar a las eliminatorias directas. A largo plazo, el objetivo es ir a los Juegos de Tokio, ojalá podamos ir los cuatro».

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