Sergio Ibáñez busca la llave para estar en Tokio 2020

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El judoca aragonés, subcampeón del mundo en -66 kilos, puede dar en el Europeo un paso importante hacia los Juegos Paralímpicos.

Jesús Ortiz / dxtadaptado.com

Desde el Mundial de 2003 en Quebec (Canadá) ningún judoca masculino español había subido al podio en un campeonato del mundo paralímpico. Hace un par de semanas Sergio Ibáñez acabó con la sequía de medallas -junto al bronce de Álvaro Gavilán- tras conquistar una plata en Fort Wayne (Estados Unidos). Un metal que cobra mayor valor ya que era la primera vez que competía en -66 kilos después de cambiar hace un par de meses de categoría por problemas de salud.

«Por mi envergadura lo estaba pasando mal para estar en 60 kilos, no competía en buenas condiciones y no sabía cómo mejorar mi rendimiento. Tuve problemas de deshidratación, lo pasé muy mal, me encontraba muy cansado siempre, estaba de mal humor, con desconfianza y desanimado. Como sabíamos que quedaban cinco pruebas puntuables para el ranking, era el momento perfecto para tomar la decisión de pasar a una categoría superior», relata el aragonés.

Es su tercera presea internacional de relevancia tras el subcampeonato de Europa en 2017 y la plata en la Copa del Mundo de Turquía el año pasado. «Ya lo he asimilado, fue algo inesperado, sabía que podía pelear con los mejores, pero no llevarme una medalla. Esto me da fuerzas para continuar trabajando y afrontar nuevos retos. Jamás hubiese imaginado que iba a conseguir tanto en tan poco tiempo. Aún soy joven y me queda mucho camino por recorrer», apunta el deportista del Judo Club Zaragoza, que hizo historia en diciembre con una plata en el campeonato de España absoluto.

Su próximo desafío es el Europeo de Génova (Italia) el 26 de julio, en el que tratará de dar un paso casi definitivo hacia Tokio 2020. «Aún me quedan cosas por mejorar, sobre todo, físicamente ya que estoy en una categoría más dura. Pero la plata en el Mundial me ha dado un plus de motivación y he recuperado la confianza en mí mismo. Quiero darlo todo en el tatami, soy ambicioso y voy a por el oro», recalca el zaragozano, que nació con una deficiencia visual que le afecta al nervio óptico y es fotosensible a la luz.

Con una medalla continental «sacaría más de medio billete para los Juegos Paralímpicos. Ahora mismo estoy séptimo en el ranking, en el límite, estaría clasificado pero tengo que apretar, no hay margen de error». Para el ‘Fideo’ Ibáñez, que a los ocho años cambió la piscina por el judogi, estar en Tokio «sería cumplir el sueño de cada noche desde que empecé. Cuando vi por televisión los Juegos de Pekín 2008 les dije a mis padres que algún día sería uno de esos deportistas y siento que estoy muy cerca», sentencia.

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