Sara Andrés: «Voy a por la mínima para Tokio 2020, una medalla en Dubai sería la bomba»

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La atleta madrileña disputa su segundo campeonato del mundo de atletismo con el objetivo de lograr plaza para los Juegos Paralímpicos.

Jesús Ortiz / dxtadaptado.com

Apenas llevaba un par de años dando zancadas con sus prótesis de fibra de carbono cuando brilló en el Mundial de Londres en 2017 con dos bronces. Las pruebas en las que ganó, 200 y 400 metros, no estarán en Tokio 2020 y Sara Andrés ha tenido que readaptarse ya que quiere estar en los Juegos Paralímpicos. Con su sonrisa eterna, la madrileña está preparada para darlo todo en los 100 metros, salto de longitud y relevo universal en Dubai, donde espera sacar el billete para la cita japonesa.

Pregunta.- Segundo Mundial en su carrera, ¿cómo llega a Dubai?

Respuesta.- Estoy mejor que nunca físicamente, me siento muy a gusto con las marcas que estoy haciendo. En la última competición en La Nucía (Alicante) me sentí muy fuerte, hice marca personal en los 100 metros con 13,42 segundos y también salté 4,54 metros. Llego en un buen estado y con ganas de darlo todo para sacar un resultado positivo.

Sara Andrés durante un salto. Fuente: Meeting L’Hospitalet

P.- En su debut en Londres firmó un doblete de bronce, pero ha tenido que cambiar de pruebas, ¿cómo lo ha llevado?

R.- Bueno, me vi obligada a reconvertirme si quería pelear por una plaza para los Juegos, he tenido poco tiempo para adaptarme en estas nuevas especialidades, pero creo que puedo dar guerra. Es una pena que hayan quitado el 200 y el 400, dos pruebas que dan mucho juego y en las que las dobles amputadas tenemos más posibilidades.

P.- ¿Qué objetivos se fija?

R.- En salto de longitud estoy lejos de las medallas por marcas, pero sí aspiro a colarme en la final, eso ya sería un gran logro porque las atletas de T62 competimos con las categorías de T44-64, que son amputadas de una pierna y que tienen pie equino, por tanto, las rivales tienen más beneficios que nosotras. Y en el 100, el objetivo es pasar a la final e ir a por la marca mínima para Tokio 2020, que está en 13,10 segundos. Con eso estaría muy satisfecha y si obtengo una medalla sería la bomba.

P.- ¿Le preocupan las altas temperaturas que se esperan en Dubai?

R.- Para mis pruebas no afecta tanto el calor, aunque sí suelo tomar más precauciones en sitios donde el sol aprieta. Hace unos años tuve cáncer de piel y casi me perdí el Mundial de Londres, y ahora le doy mucha importancia a su cuidado. No salgo a entrenar o a competir sin la crema fotoprotectora y las cápsulas diarias vía oral. Ya tengo la experiencia de Río de Janeiro en 2016 y por eso nos marchamos una semana antes del campeonato para que el cuerpo se aclimate y se acostumbre a esas temperaturas.

P.- Los medallistas obtienen plaza directa para Tokio, ¿eso supone mayor presión?

R.- Al contrario, es un extra de motivación, quiero salir a por todas para tenerla ya. Si la consigo me daría una tranquilidad absoluta y una dosis de confianza para preparar bien la siguiente temporada. No lograrla sí me generaría frustración porque llevo un gran trabajo realizado, aunque no quedaría otra que apuntarme a todas las competiciones el próximo año para buscar la mínima. El Mundial marcará el camino a seguir, pero ya sea en Dubai o en otro sitio, voy a darlo todo para estar en Tokio, sería un sueño.

P.- El podio le respaldaría económicamente con una beca. ¿Ahora cómo sufraga los gastos en el atletismo?

R.- El año pasado todo salió de mi bolsillo y ahora, gracias a mis sponsors Cantabria Labs, Sanitas y grupo FCA Autonomy puedo vivir del deporte. El Comité Paralímpico Español no me ayuda en nada. Tras ganar las medallas en el pasado Mundial, como las pruebas de 200 y 400 las eliminaron del programa paralímpico, me quedé sin entrar en el Plan ADOP. Si subo al podio tendría un respaldo económico, también si quedo cuarta me darían una beca de unos 200 euros mensuales, pero con eso no tendría para nada. Cada prótesis de correr cuesta unos 10.000 euros y cada dos semanas tengo que acudir a mi protésico, Jens Müller, para hacerle arreglos, como el que lleva el coche al taller, y son muchos gastos.

Sara Andrés Barrio.

P.- En enero dejó aparcada su labor como profesora para centrarse en el deporte, ¿echa de menos dar clases?

R.- Sí, echo de menos el contacto con los más pequeños porque en clase me daban mucha vida y alegría, los niños son una fuente de energía. Pero a su vez, estoy a gusto con la decisión que tomé, el deporte es temporal y cuando todo acabe volveré a dar clases y a recuperar esas sensaciones.

P.- ¿Piensa que estamos educando a los niños en inclusión?

R.- Se están haciendo cada vez mejor las cosas, pero hay que hacer mucho más hasta que la propia palabra de inclusión deje de usarse. En el cole, mis niños al principio se asustaban y se asombraban cuando veían mis prótesis, pero al poco tiempo demostraban que tienen una enorme capacidad para normalizar esas situaciones.

P.- ¿Ese el objetivo del cuento ‘Sabes quién soy’, de la que es autora?

R.- Así es, hay que romper estereotipos desde pequeños. Es el primero de una saga que tendrá cinco libros y cuentan las aventuras de cinco niños con discapacidad que salen de los problemas con esas habilidades que tienen y que desarrollan. Trato de transmitir a los niños la normalidad que vivo cada día en mi entorno deportivo cuando veo a mis compañeros, demostramos tener muchas capacidades porque nos adaptamos a cualquier medio. Que vean como algo natural a una persona con prótesis, en silla de ruedas o con un perro guía, que no se asusten y sean empáticos. La idea es que este tipo de personas se conviertan en iconos o referentes de la literatura infantil.

P.- ¿Y cómo podemos cambiar la mentalidad de los adultos con el tema de la discapacidad?

R.- Hay todavía muchos prejuicios y barreras por romper, por eso hay que educar desde abajo para que los mayores sepan también cómo hay que actuar. A mí me gustan mis prótesis y las enseño para que la gente vea que es algo normal, como el que lleva unos zapatos distintos. A veces soy foco de miradas indiscretas, hay quienes se asombran y me miran con lástima, pero no tengo que esconderlo, es cuestión de sensibilizarlo más y hacerlo visible para que forme parte de nuestra vida.

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