El nuevo milagro de ‘Blade Runner’

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Pistorius, en los Juegos Paralímpicos de Pekín. (AFP)

Jon Larrauri/deia.com – A los once años comenzó a practicar el rugby, mucho más que un deporte en su Sudáfrica natal. Probó también con el waterpolo, el fútbol y el tenis. Se atrevió incluso con la lucha, hasta que, con 18 años, aterrizó en el atletismo para recuperarse de una seria lesión con el balón ovalado y acabó enamorándose del tartán.Parece el currículum de un chaval normal, uno de tantos que pican aquí y allá hasta dar con el deporte que les acaba cautivando. Pero Oscar Pistorius (Johannesburgo, 22-XI-1986) nunca fue uno más desde que a los 11 meses sufriera la amputación de sus dos piernas por debajo de las rodillas como consecuencia de un defecto congénito. No lo fue en lo referente a la apariencia física, pero sí en espíritu, en ese afán de superación que caracteriza a todos los atletas. Tan colosal es el suyo que, pese a las numerosas barreras que se ha encontrado en el camino, unas propias de su discapacidad y otras impuestas por agentes externos, Pistorius acabará haciendo historia el próximo mes. En Daegu, Corea del Sur, se convertirá en el primer atleta discapacitado que logra participar en un Mundial absoluto.

Especialista en las pruebas de velocidad, Pistorius cumplió su sueño el martes, cuando en la reunión de Lignano (Italia) logró la marca mínima en la prueba de 400 metros después de bajar su plusmarca personal hasta 45,07 (el récord mundial absoluto está en manos de Michael Johnson desde 1999 con 43,18). «Esta carrera fue un sueño. El See you in Daegu (nos vemos en Daegu) suena fantástico», declaró ayerBlade Runner, apodo al que responde por sus prótesis, las Cheetah Flex-Foot, que le dan cierto aspecto robótico y que hace referencia a la futurista película dirigida por Ridley Scott, antes de reconocer que apenas logró pegar ojo en toda la noche debido a la emoción del momento y a los más de 300 mensajes de felicitación que recibió.

Empezó a correr en enero de 2004, en agosto de ese mismo año ya fue cuarto en la prueba de 100 metros de los Juegos Paralímpicos de Atenas y desde entonces su progresión ha sido imparable. Sin rival en la categoría T44, su sueño de correr en Pekín’08 contra los mejores atletas del planeta quedó truncado ese mismo año cuando la Federación Internacional de Atletismo (IAAF) le prohibió participar en pruebas que no fueran exclusivas de discapacitados con el argumento de que las prótesis de carbono de sus piernas le podían conferir una pequeña ventaja (algunas voces criticaban que eran más largas que lo necesario para agrandar su zancada, otras que en cada paso generan un retorno de energía). El TAS anuló meses después esta decisión, pero Pistorius no logró en aquella ocasión la mínima. Tampoco lo consiguió un año después en su intento de disputar el Mundial de Berlín, pero, con Londres’12 a la vuelta de la esquina, en Daegu por fin competirá de tú a tú contra los mejores, haciendo bueno el lema que ha regido su carrera deportiva y su vida: «No eres discapacitado por la discapacidad que tienes, eres hábil por la habilidad que tienes».

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