Pistorius, el replicante del atletismo

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Pistorius, durante una competición. Afp

JOAN CARLES ARMENGOL / elperiodicoextremadura.com – No ha parado hasta conseguirlo. Fueron muchos los obstáculos que la vida, el destino y las personas han puesto en su acelerado camino, pero ninguno tan duro, tan alto, que sus aceradas cuchillas no pudieran doblegar.

A sus 24 años, Oscar Pistorius se convertirá el próximo domingo en el primer atleta con prótesis que competirá en unos Mundiales de atletismo, en el primer discapacitado físico (que no incapacitado) que se medirá de tú a tú con los atletas considerados, entre muchas comillas, normales.

El hombre conocido como Blade Runner y reputado como el atleta sin piernas más rápido del mundo saltará a la pista de Daegu (Corea del Sur) para disputar los 400 metros lisos más históricos de un atletismo que ha encontrado en este joven sudafricano a un ejemplo de superación, perseverancia y determinación, en un replicante sin pelos en la lengua y con alas en unos pies de fibra de carbono que le han llevado a la cumbre del deporte paralímpico y del olímpico, a secas.

Los Mundiales que comienzan este sábado serán solo una etapa más en la lucha de Pistorius por ser uno más. Nunca ha reclamado privilegios, pero tampoco tolera discriminaciones. Nació con deformaciones graves en ambas tibias y, a los 11 meses, los médicos le tuvieron que amputar las dos piernas por debajo de las rodillas. Sus padres, Henke y Sheila, le educaron como a un niño más, igual que a su hermano mayor, Carl, y a su hermana pequeña, Aimée. Oscar se convirtió en un adicto a los deportes. Jugaba a waterpolo, tenis y rugbi en la escuela primaria, y se dedicó también a la lucha. Una fuerte lesión en la rodilla que sufrió jugando a rugbi en el 2003 le decantó a dedicarse íntegramente al atletismo. Correr le fue bien para rehabilitarse del daño sufrido y, en los años posteriores, para fortalecer el que ha convertido en el lema de su vida: «No eres discapacitado por las discapacidades que tienes; eres capaz por la capacidades que tienes».

Sin miedo

Nunca se ha arredrado. Usa unas piernas artificiales para la vida normal y, cuando salta a la pista, utiliza sus ya famosas Cheetah, unas prótesis de fibra de carbono con unas cuchillas con clavos en la suela que reproducen la forma de los pies y que han permitido a Oscar volar sobre las pistas hasta el punto de que, el pasado 19 de julio, en la localidad italiana de Lignano, completó la vuelta entera (400 metros) en 45 segundos y 7 centésimas, claramente por debajo de la marca mínima exigida (45.25) para competir en los Mundiales de Daegu y en los Juegos Olímpicos del 2012.

El sueño olímpico de Pistorius –que ya ha estado en los Paralímpicos de Atenas (2004) y de Pekín (2008) con un notable éxito, ya que en la capital china ganó tres oros en 100, 200 y 400 metros– está a punto de materializarse. «Estoy orgulloso de ser atleta paralímpico», confesó en una reciente entrevista. «Mi sueño es estar en los Juegos Paralímpicos de Londres, pero también en los Olímpicos porque no podría decir cuál de los dos es mejor. Ser reconocido como un atleta de clase mundial en los dos significa mucho».

Desde luego que representa mucho para Pistorius. Hace solamente cuatro años aún estaba luchando, en las pistas y en los tribunales, por ganarse el derecho a participar en los campeonatos de atletas sin discapacidades. La Federación Internacional le cerró el paso al considerar que sus prótesis le otorgaban una «ventaja mecánica» sobre el resto.

Victoria legal

Una decisión que rebatió con argumentos –«entonces, algunos de los 20.000 chicos que corren con piernas como las mías deberían hacer los mismos tiempos que yo, ¿no?»– y con nuevas pruebas científicas que recabó en la Universidad Rice de Houston (EEUU). Su apelación ante el Tribunal de Arbitraje Deportivo (TAS) de Lausana surtió efecto y, desde el 16 de mayo del 2008, Pistorius está autorizado a correr contra cualquier tipo de atleta. «Mi intención era asegurar que los atletas discapacitados tendrán la oportunidad de competir limpiamente con los no discapacitados. Y ahora seguiré mi camino para intentar clasificarme para los Juegos». No lo logró entonces, en el 2008, pero sí lo ha hecho ahora para el 2012, aunque antes tendrá sus primeros Mundiales, y no solo en la prueba individual de 400 metros, sino también formando equipo con el relevo 4×400.

En Corea del Sur, el sudafricano se encontrará con otro superviviente que, como él, ha batallado duramente para salir adelante. Es el irlandés Jason Smyth, un atleta paralímpico con ceguera parcial que ya corrió en los Europeos de Barcelona-2010 en las pruebas de velocidad. Es capaz de correr los 100 metros en 10.18 segundos. «No lo conozco personalmente, pero he seguido su trayectoria y le admiro y respeto mucho», dice de él Pistorius.

Oscar y Jason son de esa clase de deportistas que nunca se han rendido. No son los únicos ejemplos. Marla Runyan (EEUU), una atleta legalmente ciega, compitió en los 1.500 metros en los Juegos del 2000 (Sídney) y en 5.000 cuatro años más tarde, en Atenas. Natalie du Toit es una nadadora sudafricana con una pierna (perdió la izquierda en un accidente de moto) que fue la primera amputada en nadar en los Juegos: fue 16 en los 10 kilómetros en aguas abiertas en Pekín-2008. Y hace muchos años, en otros Juegos en Londres (1948), Karoly Takacs ganó en tiro disparando con la única mano que le quedaba tras perder la otra debido a una granada.

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