Suárez domina el maratón

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    Alberto Suárez, durante el Campeonato del Mundo paralímpico, en 2011. lne

    lne.es – Cuando Alberto Suárez supo que tenía una degeneración macular, una enfermedad genética degenerativa que le podría condenar a la ceguera, encontró en el atletismo el único refugió para «dejar la mente en blanco». Cuatro años después esa válvula de escape se ha convertido en una forma de vida, «en un trabajo», que le llevará a participar en los Juegos Paralímpicos de Londres, donde disputará el maratón en la categoría T-12, de la que posee el récord del mundo, que ha batido ya en tres ocasiones. La última, el domingo, cuando certificó su clasificación para los Juegos.

    «Al principio, cuando me dieron el diagnóstico, empecé a salir a correr para tener la mente en blanco. Mientras estás corriendo te liberas y no piensas en lo que te está pasando», explica desde Sevilla el atleta riosano. En la ciudad hispalense Suárez hizo un tiempo de 2h. 23′ y 24», casi dos minutos menos que su anterior récord del mundo, logrado en Italia el 9 de octubre de 2011. Era la tercera vez que batía de manera oficial la plusmarca mundial en la categoría T-12, es decir, en la de atletas con una perdida de visión importante, pero no total.

    La primera vez que superó la marca del chino Qi Shun (2 h. 30′ y 32») fue en la maratón del Nalón, pero el recorrido no estaba homologado y no cuenta como récord oficial. A pesar de todo, ese día, con una marca de 2h. 24′, comenzó a demostrar sus aptitudes para la prueba más exigente del atletismo.

    En Sevilla Alberto Suárez no buscaba batir su marca, tan sólo certificar la clasificación para Londres. «La planificación era hacer la mínima para los Juegos, que está en 2 h. 31′ y 51». Pero me encontré bien, aguanté bien la carrera, vi que mis piernas iban y, entre el kilómetro 28 y 29, nos quedamos tres atletas. A partir del kilómetro 35 me quedé solo y aún pude cambiar el ritmo y lograr el récord», narra el asturiano, que ayer se recuperaba del esfuerzo disfrutando de la agradable temperatura sevillana antes de regresar a Asturias.

    En el horizonte Suárez ya sólo tiene un objetivo: lograr una medalla en Londres. «Tengo dos semanas y media para descansar tanto psicológica como físicamente y luego empieza una preparación de cinco meses para los Juegos», explica el atleta sobre su futuro más inmediato. El asturiano, a pesar de dominar la prueba a nivel mundial, no se fía: «En unas Paralimpiadas nunca sabes quién va a aparecer. De repente no cuentas con nadie y aparece algún atleta africano… Nuestro objetivo es lograr una medalla».

    Para Suárez el atletismo ha pasado de ser una afición, una vía de escape, a convertirse en una profesión, en algo para lo que debe madrugar cada día: «Al principio vas cogiendo el gusanillo y después ves que quedas entre los de delante. Luego se convierte en una droga y no puedes estar sin correr. Ahora para mí es un trabajo, algo que me gusta y que me recompensa personal y familiarmente, pero que hago de forma profesional, con dedicación exclusiva», añade.

    Casado y con un hijo de dos años y medio, Suárez está volcado en una profesión que le ha dado reconocimiento y una motivación. Aquel portero del morciniego equipo de fútbol sala Monsacro Mostayal, donde estuvo diez años y del que aún es directivo, busca ahora el oro en una Paralimpiada. Apoyado por el Ayuntamiento de su concejo, Riosa, y la confitería ovetense Rialto y gracias a la ayuda de su fisioterapeuta, Mikel López Piedra, busca un sueño que comenzó cuando le dijeron que sus ojos dejarían de ver. Un golpe del destino del que Suárez ha encontrado un reverso positivo.

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