VENEZUELA: Un quinteto muy especial

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eltiempo.com.ve – La posibilidad de que 20 años después de la proeza de los héroes de Portland (primera clasificación de Venezuela en baloncesto a unas olimpiadas), una selección criolla de básquet acceda por segunda ocasión en la historia a unos Juegos Olímpicos, ha generado mucho ruido en el país.Al igual que los guerreros nativos que ganaron la medalla de plata en Portland en 1992, tras caer ante el Dream Team de Estados Unidos, un quinteto muy especial, salvando las distancias, ha dejado en alto a Venezuela a nivel internacional en el último lustro.

Sin embargo, el efecto de sus logros se podría comparar con aquellas escenas de “pueblos fantasmas” del cine Western de Hollywood, en las que el sonido del viento y las bolas de polvo resaltan.

Se trata de la selección nacional de baloncesto especial (discapacidad intelectual), en la que 10 anzoatiguenses han sido fundamentales.

Dos subcampeonatos mundiales (2009 y 2010), una medalla de oro en los Juegos del Mundo Génova 2010 y su reinado en los Juegos de Las Américas Brasil 2010, son parte de las conquistas de estos muchachos, que con su exhibición de destrezas en la cancha hacen olvidar que sufren alguna discapacidad.

Jairo Nolasco, Luis Rodríguez, Dennis Mago, Ezequiel Campos, Víctor Salazar, Luis Rojas, Carlos Romero, David Lisset, José Díaz y Fabricio Marcano son los gladiadores orientales que han vivido, salvando las distancias, triunfos similares a los de los monarcas criollos del Suramericano de baloncesto 1991 celebrado en el Forum de Valencia.

Líder natural

A la hora de hablar, Salazar asume rápidamente su rol de líder como capitán del seleccionado anzoatiguense y Vinotinto, para contar la experiencia que les ha dejado vestir el uniforme patrio.

“Somos una familia. Ponemos nuestro corazón cuando salimos a la cancha. Tengo varios años en la selección nacional de la cual soy capitán. Representar al país ha sido lo máximo para nosotros”, dijo Salazar mientras sus compañeros grababan la entrevista con sus teléfonos para inmortalizar el momento.

El Mundial Roma 2007, organizado por la Federación Internacional de Deportes para Personas con Discapacidad Intelectual, quedó en la memoria de estos muchachos, ya que significó el debut de un equipo venezolano en la máxima competición de la disciplina en el renglón  especial.

Esa incursión cobró aún más relevancia, debido a que el elenco estuvo integrado en su totalidad por anzoatiguenses, motivado a que en esa oportunidad no había en el país otro equipo con características similares, según lo relatado por el timonel Simón Goitia.

“A esas competencias no se va a participar por participar, el nivel es demasiado alto y nosotros fuimos ese año (2007) y terminamos en la cuarta casilla. Al darnos cuenta de lo elevado del nivel, después decidimos hacer una especie de escauteo (búsqueda de talentos) por todo el país para reforzarnos”.

Para que estos atletas puedan jugar en el ámbito internacional, primero deben someterse a una evaluación de su discapacidad a nivel regional, nacional e internacional. En esta última, y tras su aprobación, la Inas-Fid les otorga una licencia (ficha o código) que les permite competir en el extranjero.

La mayoría viaja con sus representantes y equipo médico, pero el hecho de sobresalir fuera de nuestras fronteras no los exime de sufrir las penurias que padecen los equipos amateurs del país.

“En Italia prácticamente nos llamaron los indiecitos puesto que ni uniforme teníamos. Gracias a Dios pudimos hacer contacto con la embajada y ellos rápidamente nos solucionaron el problema. Aquí la mayoría de los muchachos estás becados por el Idea (Instituto de Deportes de Anzoátegui), pero cobran tarde”.

La última emoción vivida por estos jóvenes ocurrió en Barquisimeto, donde hicieron historia al ganar la medalla de oro en los Juegos Paranacionales de 2011.

“Además de conseguir la medalla dorada lo hicimos en calidad de invicto y para nosotros eso fue una gran emoción que aún no ha sido recompensada. Sin embargo, fue y será un orgullo representar a Anzoátegui”, dijo Goitia.

Los sueños de este grupo, para el que las estrategias pasan a segundo plano y su corazón es el motor de sus logros, se tejen de lunes a viernes en la cancha del sector La Montañita de Barcelona, donde las risas y la camaradería son protagonistas.

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