Juegos Olímpicos, sin milagro para Japón

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    La celebración de la competencia en Tokio dará sólo un impulso moral al país, dicen analistas; con una deuda pública disparada, el evento podría ser la distracción que necesita el Gobierno.

    Los Juegos Olímpicos y Paralímpicos de Londres 2012 tuvieron un impacto limitado en la economía británica, de sólo 16,500 millones de libras. (Foto: Archivo)cnnexpansion.com – Poco después de que los antiguos romanos se apropiaran de todas las cosas griegas y las convirtieran en gloriosos valores romanos (un ejemplo: los juegos donde los atletas competían desnudos, es decir, las olimpiadas), idearon un excelente truco para controlar al temido «populacho» romano. Pan y juegos gratis eran el secreto, dijo la cínica élite romana, para aplacar a la gente y tenerla contenta.

    En 2020, Tokio será anfitriona de lo que hoy queda de esos juegos. La capital de Japón será la sede de la fiesta de 28 días, se anunció la semana pasada en Buenos Aries. En todo el país, los japoneses celebraron la noticia. Atrás quedarían dos décadas perdidas de débil crecimiento, una larga crisis, los clamores por una inminente alza del impuesto al consumo y los problemas de fugas radioactivas de Fukushima.

    Video: Tokio será sede de los Juegos Olímpicos de 2020

    El primer ministro Shinzo Abe declaró que albergar los Juegos Olímpicos de 2020 sería un «agente explosivo» para la economía nacional, y la Bolsa de valores de Japón, el Nikkei, complacientemente se disparó a la espera de una nueva era dorada.

    ¡No tan rápido! advierten los economistas. «Pan y circo es lo que será, y sólo beneficiará a unos cuantos en Tokio,» apuntó Kazumasa Oguro, profesor adjunto de economía en la Universidad Hosei.

    Oguro advierte que, como mucho, los juegos seducirán al pueblo y que debemos tratar de ver más allá. «Pero tengo que admitir que esa inyección moral es importante».

    Las olimpiadas de Tokio no le entregarán a Japón un milagro económico. Oguro subraya el limitado impacto estimado de los Juegos Olímpicos y Paralímpicos de Londres 2012 en la economía británica entre julio de 2005 y julio de 2017, 16,500 millones de libras según un informe Lloyds Bank.

    «Esta estimación podría aproximarse al impacto económico (3 billones de yenes) de los Juegos Olímpicos de Tokio 2020 entre los años 2013 y 2020, según estima la Oficina del Gobierno Metropolitano de Tokio», añade Oguro, quien anteriormente trabajó como economista en el Instituto de Investigación Política del ministerio de Finanzas. «Es minúsculo», dice. Supone un porcentaje menor del PIB que el impulso generado por las olimpiadas de Tokio en 1964, e incluso inferior a las olimpiadas de invierno de Nagano en 1998.

    Pero como distracción, los Juegos Olímpicos no podían llegar en mejor momento para una nación en busca de cualquier excusa para no pensar en sus problemas. La deuda pública nipona duplica la economía del país, superando los 10 billones de dólares, los tambores de guerra están batiendo en Beijing y Tokio a causa de unas lejanas islas en disputa, y las zonas afectadas por el tsunami y la crisis nuclear todavía están esperando la reconstrucción.

    La devastada región de Tohoku, víctima del terremoto y el tsunami de 2011, todavía languidece a pesar de la promesa del Gobierno central de reconstruir la zona, un recordatorio de que es Tokio y no las regiones periféricas, lo que más importa.

    A 900 días del desastre, sólo el 1.6% de las personas que viven en hogares temporales se han trasladado a viviendas de protección social. En cifras apenas son 448 viviendas para 215,000 sobrevivientes, ahora refugiados en improvisados alojamientos en pésimas condiciones.

    Mientras que el Gobierno central de Japón parece incapaz de explicar por qué hay tan pocos resultados para un presupuesto de reconstrucción asignado el año pasado de 10 billones de yenes, el ayuntamiento de Tokio dice que está dispuesto a gastar en la construcción y remodelación de 10 instalaciones deportivas en la capital en los preparativos para los Juegos Olímpicos.

    Para pagar por los juegos, Tokio ya ha reservado 400,000 millones de yenes emanados de sus ingresos fiscales, un total que es inferior a lo que gasta la administración central de Japón en dos días. Inicialmente, al menos, los juegos no aumentarán la carga de las ya pesadas deudas del país. Históricamente, empero, los presupuestos olímpicos suelen dispararse cuadruplicando sus estimaciones originales.

    Más información: Deuda de Japón alcanza niveles récord

    Tokio rehabilitará varias instalaciones antiguas, pero no se prevé esa construcción frenética que acostumbra acompañar a la mayoría de las Olimpiadas, como la de Beijing. Sin nuevas líneas de metro, y una modesta propuesta de conectar los dos aeropuertos de Tokio -Haneda y Narita- los gastos no se acercarán a la espectacular transformación de 1964, cuando se implementaron audaces programas, equivalentes al 3.6% del PIB en ese momento, como la línea de tren de alta velocidad Shinkansen. La industria de los servicios recibirá la mayor inyección, de unos 650,000 millones de yenes, según las estimaciones oficiales del Gobierno de Tokio, seguido por la construcción, con 470,000 millones de yenes.

    La industria del turismo es a menudo considerada una de las principales beneficiadas de los Juegos Olímpicos, pero la historia no justifica esa creencia, dice el empresario japonés Terrie Lloyd. «Un número muy citado es de ocho millones de turistas adicionales. Pero dado que sólo se quedan 28 días, y que sólo hay 95,000 habitaciones de hotel en Tokio, es difícil ver dónde van a dormir todos, a menos que haya un auge repentino en la construcción hotelera, algo que bien podría darse».

    Haya o no un boom en la construcción, será difícil que las empresas salgan al rescate cuando vemos estancado el crecimiento del país.

    De hecho, es poco probable que el Japón corporativo se lance a un rescate que se traduzca  en un impulso económico para la población en general. De acuerdo con el Banco de Japón, las principales empresas del país están sentadas sobre enormes pilas de dinero, ignorando las peticiones insistentes del primer ministro Shinzo Abe para aumentar los salarios y la inversión. Parece que el circo en esta ocasión estará acompañado por menos «pan» del habitual.

     

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