Pedales contra la adversidad

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El ‘Genesis’ es el único club de ciclistas discapacitados de España: cada uno de sus ‘entrenos’ es un ejemplo de superación

Pedales solidarios. Esta es la historia que aparece en el documental 'Imparables'sport.es – Juanjo Méndez llegó a estar clínicamente muerto, pero hace poco más de un mes, regresó de Canadá como campeón del mundo de ciclismo para discapacitados. Entre un momento y otro han pasado 21 años, tiempo suficiente como para descender al infierno y resucitar subido a una bicicleta. La frase no es casual: es el grito de guerra que suelen emplear los miembros del Genesis Cycling Team antes de competir: “¡vamos al infierno!”, se gritan unos a otros entre risas; no para recordar el día en el que su vida cambió, sino para rescatar esos momentos de complicidad en los que toca sufrir para no perder el ritmo que marca su entrenador, Bernat Moreno; sea en el velódromo de Horta, su cuartel general, sea en la carretera.

Juanjo, Raquel, Elisa y el resto de componentes del Genesis forman el único club paraciclista de España: también dan cobijo a ciclistas no discapacitados (como Rodri, fiel a su bici de piñón fijo, al que llaman ‘el cadete’ a sus 89 años), pero el ejemplo de los que cada día dejan sus prótesis en un banco y se suben a la bicicleta es el que ha convertido al club en una referencia para deportistas amputados de toda España.

Para buscar la genésis del Genesis hay que bucear en el tiempo y trasladarse a la Barcelona postolímpica: en plena resaca de los Juegos, en agosto de 1992, Juanjo Méndez, transportista de profesión y ciclista aficionado, sufrió un terrible accidente de moto que estuvo a punto de matarlo. Tenía 27 años. “Me dieron por muerto”, cuenta, “incluso ya me habían tapado con una manta, pero un guardia civil se dio cuenta de que aún me movía”. Perdió el brazo y la pierna izquierdos. Postrado en una silla de ruedas, veía pasar los días. Llegó a pesar 100 kilos, hasta que un día dijo ‘basta’. Habló con Bernat, un amigo de la familia con el que solía salir a rodar, y volvió a la bici. “Al principio era muy difícil: iba más lento él con la bici que yo caminando”, explica Bernat, ahora su entrenador. “Lo peor eran los dolores en el brazo porque todo el peso del cuerpo iba a parar a los músculos del brazo”.

Poco a poco, Juanjo recuperó sensaciones subido a la bici, perdió peso y volvió a competir, rescatando el viejo espíritu de los ‘piratas’, el nombre que distingue a los miembros más fieros y ‘canallas’ del club. Y hasta hoy: a sus 49 años, es triple medallista paralímpico (plata en Atenas, plata y bronce en Pekín) y acaba de proclamarse campeón del mundo contrarreloj en Canadá. “Compite siempre en inferioridad, contra gente con menos amputaciones, y casi siempre gana porque es un auténtico fenómeno”, resume Bernat. “Si compito, es para ganar”, insiste Juanjo.
Pero más allá de su currículum, es su indestructible espíritu de superación la base sobre la que se levanta el club: fundador y presidente, el pequeño milagro que tiene lugar tres veces por semana en el velódromo de Horta sería imposible sin el ímpetu de Juanjo. Lo que empezó en 2002 como un simple grupo de amigos es hoy un club pionero en España, con escuela propia para chavales discapacitados que encuentran en la bici un motivo para sentirse igual que sus compañeros de clase. “Ver a un crío volver a ilusionarse gracias al deporte… eso vale mucho más que las medallas”, destaca Juanjo.

El Genesis tiene una sección de BMX, recibe visitas de colegios de educación especial y entrena a diez chavales, amputados o con diferentes discapacidades. Y no tan chavales, como el segoviano Demetrio Otero, de 42 años, amputado de la pierna izquierda, que les vio competir en Madrid, se animó a pasar unos días en el velódromo de Horta y acabó volviéndose a subir a la bici gracias al empuje de Juanjo y sus compañeros, como Raquel Acinas, arquitecta de profesión, amputada de una pierna por un accidente de moto, reciente campeona de la Copa del Mundo. O como Elisa Cazalla, enfermera, que se enganchó al ciclismo cuando vio a Juanjo pedaleando con una sola pierna por la Meridiana de Barcelona. O Joan Ortiz, el fisioterapeuta del club, que padece una parálisis cerebral. “¿Qué le diría a alguien que está amputado y quiere intentarlo? Pruébalo. Que nadie te diga que no puedes. Compruébalo por ti mismo”, cuenta Juanjo, que completa sus ‘entrenos’ con sesiones de natación y pesas.

Su lucha diaria, su historia personal, es el eje sobre el que gira el documental ‘Imparables’. “Es una película sobre gente que se cae y se vuelve a levantar”, apunta el director, Daniel Jarod, que sigue buscando la fecha idónea para el estreno oficial de la película, antes de que TV3, que ha colaborado en el proyecto, la emita a lo largo del primer trimestre de 2014.

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