ARGENTINA: Un nadador paralímpico argentino intentará cruzar el Canal de la Mancha, en pleno Mundial

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Guillermo Marro, ganador de tres medallas en los Juegos, no puede usar sus piernas y buscará unir a nado Dover y Callais; podría hacerlo el día que la Argentina juegue ante Nigeria

  Foto: LA NACIONCanchallena.lanacion.com.ar – Dice Guillermo Marro: «Yo empecé a nadar con nadadores convencionales a los 10 años. Competía con ellos. Fue una de las mejores cosas que me pasó. Fue lo que me ayudó después a aguantar cualquier carrera», cuenta Guillermo Marro, de 30 años, y triple medallista paralímpico en 100 metros espalda. Entre el 22 y el 28 de junio, Marro va intentar «aguantar» una de esas carreras en las que el frío del mar del Canal de la Mancha seguramente penetre en sus huesos. Junto a otros cinco nadadores paralímpicos harán un relevo para unir Dover (Inglaterra) y Callais (Francia), siempre y cuando las condiciones meteorológicas lo permitan.

Era un adolescente, y en su Pergamino natal, Marro, que no puede hacer uso de sus piernas y sólo se propulsiona con su tren superior (nació con una artrogriposis múltiple congénita), competía a la par del resto, y en el ránking anual terminaba 12 ó 13 entre 70 u 80 nadadores de los llamados convencionales. «No tenía un entrenamiento especial por ser discapacitado. Toda la vida competí en todo lo que es la zona norte de la provincia de Buenos Aires: nacionales y demás, con nadadores convencionales. Hasta que un día me vieron en un torneo, le comentaron a Marcela (Belviso, su entrenadora) y empecé a competir con discapacitados», le relata Marro a canchallena.com a un costado de la pileta del Cenard, su segunda casa. Y rememora ese instante en que se dio cuenta de que el duro entrenamiento que hacía era una ventaja con los que otros no contaban: «En el 96 me acuerdo que estaba viendo la tele, pasaron un resumen de los Juegos de Atlanta, y viendo nadadores paralímpicos me dije: ‘Ah, pero son muy lentos, nadan un desastre, estoy muy bien´. Y no conocía cómo era eso de las categorías (que especifica las distintas discapacidades) ni nada. No tenía problemas en nadar con discapacitados, pero yo tenía mi grupo de amigos en Pergamino, a los 12, 13 años, y no me quería ir».

A partir de entonces, para Marro no hubo un Juego Paralímpico en el que no se volviera sin una medalla: bronce en Sidney 2000, plata en Atenas 2004 y bronce Pekín 2008. En Londres 2012 tuvo su primera espina. Y el delfín de Pergamino, responde por qué: «Fue muy notoria la diferencia que había de discapacidad con mis competidores. Yo no me puedo mover sin muletas y los otros nadadores subían y bajaban escaleras sin muletas. Corren. Es mucha la diferencia. El año anterior a los Juegos bajaron a cuatro nadadores de la categoría S-8 a la S-7, que es la mía. Y ya había un competidor que estaba en mi categoría que podía moverse sin muletas. En Londres hice la mejor marca de mi vida 1m 13s97, y así y todo quedé quinto. Con esa marca en Beijing hubiese quedado segundo», se lamenta. Las categorías (que van de la S-1 a S-14) despiertan polémicas de todo tipo. El equipo del máximo medallista paralímpico argentino presentó quejas formales en Londres, pero no tuvo éxito en su reclamo, a pesar de la evidente ventaja que tenían los cuatro que estuvieron por arriba de Marro.

Pero ahora, en pleno Mundial de Brasil, Marro quizás tenga el mayor desafío de su carrera profesional el mismo día que la Argentina juegue ante Nigeria, el miércoles 25 de junio: cruzar el Canal de la Mancha. Para muchos, es considerado el Everest de las aguas abiertas, y Marro es un nadador de velocidad y de piscina, asi que el reto es mayúsculo para él. Cada uno de los seis atletas nadará una hora y luego descansará cinco. En condiciones normales, deberían hacer el cruce en 12 horas. Pero puede pasar que le avisen a las tres de la mañana que están dadas las condiciones, y entonces, a tirarse al agua y soportar las frías temperaturas de 14 grados.

-¿Qué tipo de entrenamiento se hace para cruzar el Canal?

– Me estuve metiendo unos 10 minutos en la bañadera con agua fría, y descanso otros 10. A veces aguanto, a veces no, depende el día. Y después le vas sumando hielo, le ponés un poco más, otro tanto más, hasta donde aguantes. En el nado es diferente porque te estás moviendo y tomás calor, pero en el agua fría quieto es duro.

-¿Cuántos kilómetros son?

-El cruce tiene 34 kilómetros. Pero suelen ser 45 ó 46 por el tema de las corrientes y uno se va moviendo. Son unos 3000 metros por hora que hacemos cada uno. La parte más difícil es cuando descansas cinco horas y después te tenés que tirar otra vez.

María Inés Mato es otra nadadora paralímpica argentina que cruzó el Canal de la Mancha, aunque sin relevos. Belviso, la entrenadora de Marro, también preparó a Mato. El triple medallista paralímpico recogió testimonios y consejos de todos los rincones del mundo, y algunos les han confesado que han estado una hora y media nadando en el mismo lugar, sin avanzar. «Llega en un buen momento de mi carrera porque los objetivos que me planteé en la carrera, como récords o medallas olímpicas, ya las logré. Hace dos años, como estaban los Juegos de Londres no lo hubiese aceptado. Pero estamos lejos de Rio todavía y llego con una edad suficiente como para tener una madurez deportiva», cuenta Marro. Y sigue: «Tengo 30 años. Cumplo el 1ero de julio. Quizás los cumpla allá». Y quizás, el atleta de Pergamino los cumpla con otro sueño realizado, preparadísimo como «para aguantar cualquier carrera», como cuando tenía 10 años y se entrenaba a la par de los nadadores convencionales.

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