Baloncesto, algo más que un deporte

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El CRMF recibe a los ex jugadores Paniagua, Martín Micó y Romay en su jornada sobre Deporte y Discapacidad

diariodecadiz.es – Deseosos de saber detalles de su experiencia, de que les respondieran a sus dudas sobre el deporte adaptado, de conocer cómo les fue tras su despedida del baloncesto profesional, los asistentes a la jornada de Deporte, valores y discapacidad organizada por el Centro de Recuperación de Personas con Discapacidad (CRMF) del Imserso escucharon atentos las explicaciones de ex baloncestistas Fernando Romay, Vicente Paniagua y Francisco Martín Micó. Hablaron con pasión del baloncesto, de la fe y el sacrificio, de la tenacidad, de ser parte de un todo; de su capacidad para ayudar a las personas. El baloncesto, defendieron en definitiva, y Romay lo puso en palabras: «Es algo más que un deporte».

El presidente de la Federación de Baloncesto de Galicia, Martín Micó, habló de la experiencia en tierras gallegas con el baloncesto en silla de ruedas. Allí hay dos equipos. Desde el baloncesto de base, apuntó, se trabaja en el compromiso y la superación para integrarse en la sociedad. Pero también destacó el elevado nivel de este deporte adaptado, con deportistas que compiten y luchan. «La práctica de este deporte, a los entrenamientos, es una forma de lucha. Con la competición se sienten triunfadores. Se aprende a ganar y a perder. Pero lo más importante es la relación que se establece», comentó a los presentes.

Paniagua recordó sus inicios en el baloncesto, en Alcázar de San Juan, donde no había recursos y material para jugar, sólo una pelota de cuero, sin camisetas, y con entrenadores con ganas pero pocos conocimientos. «Estés como estés, sea lo que sea, si uno se esfuerza y es consciente puede hacer lo que sea», señaló. Lo aplica a su experiencia, que de un pueblo manchego con cancha de cemento pasó al Real Madrid. Pero también al baloncesto en silla de ruedas, y a las personas con discapacidad en su día a día.

En esa lucha por integrarse en la sociedad el deporte puede hacer mucho. En este caso, el baloncesto. «Yo era un jugador alto y mejoré con los entrenamientos. Eres conscientes de tus limitaciones, pero ese entrenamiento aumentó mi capacidad de esfuerzo. Pero además te descubre que no tienes que mirarte el ombligo, sino mirar a tu alrededor, como parte de un todo. Yo me di cuenta que había gente a quien podía ayudar con el baloncesto», explicaba Romay. Todavía en activo se implicó en asociaciones que luchaban contra la drogodependencia desde el deporte, luego todo ese trabajo se abriría a otras acciones sociales. Ahora desde la Fundación Sociocultural de la Federación Española de Baloncesto «intentamos que el deporte tenga una razón social y pueda ayudar a todo el que lo necesita».

Los tres expresaron su admiración por el esfuerzo y la labor que se realiza en el centro, y en el equipo de baloncesto, y les dejaron claro que podían llegar a cualquier cosa que se propusieran. «Superar tus límites es la base de cualquier deporte. Así que, ¿quién es mejor deportista? ¿el que más rápido corre o el que supera más barreras?», dejó claro Romay en su intervención.

Entre las preguntas que se formularon, una cuestionaba la ausencia de entrenadores para el baloncesto en silla de ruedas. Martín Micó reconoció esta circunstancia. La formación para un entrenador de baloncesto de pie o de silla de ruedas evidentemente es distinta, por eso apuntaba que han impulsado cursos de adaptación, «es necesario un proceso para integrarlo».

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