Riglos en braille

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Miembros de la Selección Española de Paraescalada entrenan en Riglos para el Campeonato del Mundo a celebrar en Gijón del 8 al 14 de septiembre

Manuel Cepero Gutiérrez y Ricardo Pérez Amado durante la ascensión
Manuel Cepero Gutiérrez y Ricardo Pérez Amado durante la ascensión

FEDME. Manuel Cepero Gutiérrez, escalador invidente del Club Medio Natural y Discapacidad (Federación Aragonesa de Montaña), y Ricardo Pérez Amado, escalador con baja visión de la Agrupación Deportiva La Fuenfria (Federación Madrileña de Montaña); ambos miembros de la selección Española de Paraescalada; guiados por German López Cadena, segundo mánager de la Selección Española de Paraescalada, vocal de montaña y discapacidad de la Federación Aragonesa de Montaña y miembro del Grupo Militar de Alta Montaña, han escalado el fin de semana del 19 y 20 de julio algunas de las vías más emblemáticas de Riglos.

Para Manuel fue la primera vez que probaba estas verticales paredes donde el ambiente está garantizado, no así para Ricardo, que incluso ya había realizado la normal del Puro en el año 2006, guiado en aquella ocasión por Agustín Abarca.

El sábado por la mañana, para que Manuel tomase contacto con este tipo de roca, se eligió  la Aguja Roja. Una vez cogida confianza con los bolos típicos de Riglos, se probaron los primeros largos de  un par de vías del Circo de Verano: “Mi padre tiene sed” y “Tiempos nuevos tiempos salvajes”. Después de desenvolverse con facilidad en la pared y con la moral alta, se sintieron preparados para escalar el Puro. Este monolito les resonaba en su cabeza desde hacía tiempo y aprovecharon el poder escalarlo juntos, coincidiendo en el espléndido momento de forma que atraviesan en su preparación para los Campeonatos de Paraescalada, tanto del Mundo y como de España, que se celebrarán en septiembre y octubre respectivamente.

Los primeros largos de travesía eran los más peligrosos para ellos, ya que una caída supondría un largo péndulo y un buen porrazo. Cuando la vía se endereza, subieron más cómodos. Tanto la cueva como las panzas cimeras les parecieron bastante duras. “Si no encuentras las presas precisas con rapidez te desfondas en el techo y en los extraplomos y la rapidez  precisamente no es nuestro fuerte”, comenta Manuel. Al final lograron la cima, el esfuerzo mereció la pena. Negocian los rapeles con cariño, ya que el viento elevaba las cuerdas hasta la horizontal y celebraron el logro con una sonrisa dibujada en sus rostros. Destacaron el trabajo y esfuerzo realizado por German, liderando esta cordada.

Los días 13 y 14 de julio pasado se cumplieron 61 años de la apertura de esta vía por los míticos escaladores Alberto Rabadá, Manuel Bescós y Angel López “Cintero”, seguramente nunca imaginarían que una cordada compuesta por una persona invidente y otra con baja visión, sin olvidar a su guía, llegarían a realizarla. Sirva esto como homenaje.

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