Dani Caverzaschi: «En 2019 quiero dar un salto al Top 10, es mi objetivo»

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Hablamos con el número 14 del mundo de tenis en silla de ruedas antes de partir hacia Boston, donde disputará el primer torneo de la temporada.

Jesús Ortiz / dxtadaptado.com

A finales de diciembre recuperó el trono nacional tras conquistar el campeonato de España en la Academia de Rafa Nadal. Desde entonces, una lesión cervical le mantuvo más de un mes en el dique seco. Dani Caverzaschi, número 14 del mundo en tenis en silla de ruedas, regresa la próxima semana a la competición con más hambre y con ganas de seguir creciendo. Con pasión, garra, talento y fortaleza mental, el madrileño de 25 años confía en dar un paso adelante esta temporada para escalar puestos entre los mejores.

Pregunta.- Terminó el año jugando a un gran nivel pero le llegó la lesión, ¿cómo ha llevado el estar parado más de un mes?

Respuesta.- Es un problema que venía arrastrando desde hace tiempo, aunque no nos dimos cuenta hasta que salió a la luz por una resonancia. Empecé la pretemporada con mucho dolor en el cuello, el fisio me trataba y no mejoraba, incluso tenía dolores en la mano. Los médicos del Comité Paralímpico Español me realizaron varias pruebas y tengo un prolapso de dos discos, rectificación vertebral y un nervio pinzado. ¡He pasado un mes jodido! No podía girar la cabeza ni agacharme porque sufría mareos, pero son cosas que pasan.

P.- ¿Le ha frenado su preparación para esta temporada?

R.- La lesión ha condicionado mis planes, tuve que parar en seco y renunciar a jugar el primer torneo en Rotterdam. La idea es empezar mi pretemporada dentro de una semana en Madrid. Hemos reestructurado el calendario y será a partir del 1 de abril cuando comience a viajar y a competir, con la excepción de que disputaré el ITF2 de Bolton (Inglaterra) la próxima semana y puede que un ITF3 en Cuneo (Italia) a mediados de marzo.

P.- Trabaja con su entrenadora Ana Salas en pista y con Borja Carabias en el apartado físico, ¿le dan caña?

R.- Mucha, pero me encanta, tengo un equipo de trabajo espectacular. Mi preparador físico y yo parecemos un matrimonio, tenemos una relación de amor-odio (risas), me exige al máximo en cada sesión en el gimnasio, donde además de pesas hago handbike y natación. Incidimos en entrenamientos específicos de reacción y agilidad para mejorar la movilidad en la silla y también en la fuerza explosiva.

P.- ¿Y qué peso tiene en su entrenamiento el trabajo mental?

R.- Ha sido una de las claves de mi mejora, es una de las cosas en las que más hincapié he hecho durante el último año. Da gusto tener a Ana como entrenadora, ella es tenista y sabe cómo tratar cada situación, todas las herramientas que me aporta me ayudan mucho. El tenis es un deporte muy psicológico en el que tienes que afrontar tú solo los momentos de tensión, presión o miedos. Por ello incorporé la meditación todos los días para estar concentrado, entreno la mente como un músculo más.

P.- Esa fortaleza mental le ayudó a superar un momento complicado la pasada temporada en Florianópolis (Brasil), donde ganó un doblete pese a los obstáculos, ¿cómo lo recuerda?

R.- Cuando flaqueo en algún entrenamiento o partido me viene a la cabeza ese torneo y me da fuerzas para levantarme y pelear. En Brasil salió todo mal fuera de la pista, tenía rota la silla de calle, estuve dos días sin moverme y la silla de tenis también estaba mal. Incluso casi me pierdo la competición porque traje menos dinero en efectivo de lo que costaba la inscripción y a una hora de mi debut no me dejaban jugar, tuve que pedir dinero. En semifinales hice una gran remontada ante el brasileño Daniel Rodrigues y después me llevé la final. Era la primera vez que ganaba un ITF2. Aquello me dio confianza y fue un punto de inflexión en mi carrera, me di cuenta de que pese a las barreras, si pones todo lo que está en tus manos, a veces se consiguen grandes cosas.

P.- Los problemas con la silla son uno de sus principales quebraderos de cabeza y las aerolíneas tampoco ayudan mucho, ya le han roto varias…

R.- Es una pena y me he propuesto cambiar esta situación algún día. No cuesta dinero, solo basta con que las aerolíneas y las autoridades aeroportuarias se reúnan para diseñar un protocolo internacional que se cumpla. No entienden aun que las sillas de ruedas no son equipajes sino nuestras piernas. Cada viaje me pongo a rezar en el avión, realizo numerosos vuelos al año y una silla de competición cuesta entre 6.000 y 9.000 euros. Para intentar minimizar daños, este año me están diseñando una caja de aluminio para que proteja la silla.

P.- Bolton será la primera prueba de este año, ¿cómo la afronta?

R.- Estoy con muchas ganas de competir, llevo desde el 21 de diciembre sin jugar, apenas llevo dos semanas entrenando en la pista, así que voy un poco al límite, pero me noto con buenas sensaciones, hace unos días veía imposible llegar, pero nos lo hemos currado mucho en la recuperación con el fisio Kiko Santomé y la doctora Pepa Espejo. Ahora quiero disfrutar e ir a por todas en cada torneo.

P.- ¿Qué objetivos se fija para 2019?

R.- En 2019 quiero dar un salto al Top 10, voy a luchar por ello, es mi objetivo. Con trabajo y esfuerzo intentaré meterme entre los mejores y a medio plazo me gustaría disputar un Grand Slam, que solo lo juegan los ocho primeros del ranking mundial. Estoy cada vez más cerca de ellos, pero aún queda un largo camino y mucho trabajo por hacer.

P.- Los Juegos Paralímpicos de Tokio 2020 están a la vuelta de la esquina, ¿piensa ya en ellos?

R.- Aunque falte poco más de un año, para mí quedan muy lejos todavía, tengo que mejorar cosas y ganar torneos antes de ir a Tokio. Eso sí, mi intención es clasificarme entre los ocho mejores para partir como cabeza de serie y tener más opciones de llegar lejos. El tenis no es como otros deportes, aquí todos los años son muy importantes, pero me hace mucha ilusión disputar mis terceros Juegos Paralímpicos, es lo máximo que puede vivir un deportista.

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