Abderrahman Ait subasta sus medallas para luchar contra el coronavirus

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Abderrahman Ait Khamouch Badaui ESP competing in the Men's T46 Marathon . Athletics at Fort Copacabana. The Paralympic Games, Rio de Janeiro, Brazil , Saturday 17th September 2016. Photo: Thomas Lovelock for IOS/IOC. Handout image supplied by OIS/IOC

El atleta español pone a disposición las cuatro preseas que ganó en los Juegos Paralímpicos de Pekín 2008, Londres 2012 y Río 2016. “Es lo mínimo que puedo hacer por los héroes que están salvando vidas”, dice.

Jesús Ortiz / dxtadaptado.com

El deporte español se está volcando para combatir el coronavirus mediante la aportación de sus trofeos o medallas más preciadas para que los aficionados pujen y el dinero obtenido se destine a la adquisición de material sanitario y productos de primera necesidad. Uno de los que se ha sumado a esta ola de solidaridad es el atleta Abderrahman Ait, que pone a subasta las cuatro preseas que ganó en los Juegos Paralímpicos de Pekín 2008 (plata en 1.500 y bronce en 800 metros), Londres 2012 y Río de Janeiro 2016 (en ambas ediciones consiguió la plata en maratón).

Abderrahman con la plata de Londres 2012. Fuente: CPE

El atleta de origen marroquí, que llegó a España hace 19 años, pretende de esta forma reconocer y agradecer el esfuerzo de todo el personal que trata de frenar la pandemia de la Covid-19. “Trato de colaborar en lo que puedo, es lo mínimo que debo hacer por este país que me permitió tener una oportunidad en la vida. La idea es que sirva para comprar mascarillas o material para estos héroes, están teniendo muchos problemas en su lucha diaria por salvar vidas y hay que protegerlos para que puedan trabajar con garantías. Ojalá cuando pase esto nos demos cuenta de que médicos, enfermeros, científicos o policías merecen ganar más que un político o que cualquier deportista”, ha comentado.

Con este gran gesto quiere devolver todo el cariño que ha recibido en estos años que lleva en España, “una tierra que amo. Me hubiese gustado donar dinero, pero por desgracia, lo que conseguimos los paralímpicos por nuestros resultados lo invertimos en la preparación de otro ciclo con el objetivo de ganar otra medalla cuatro años después. No sé qué valor económico pueden tener, pero personalmente son muy importantes. Detrás de cada una hay mucha superación, sacrificio y horas de trabajo. No es fácil desprenderse de ellas, pero ya las he disfrutado y quizás puedan ayudar a otras personas a luchar contra este virus”.

Y eso que la situación por la que atraviesa es complicada. Vive en Castellón en un piso pequeño con su mujer y sus tres hijos y los ingresos que tiene no les alcanza para llegar a final de mes. “Lo estoy pasando mal, casi ni puedo pagar el alquiler de la casa, la luz, el agua o el gas. Así que me veo obligado a pedir comida en servicios sociales y en la Cruz Roja”, ha confesado este atleta, campeón del mundo en maratón categoría T46 en 2015.

Hace un año perdió la beca del Plan Adop y decidió dejar de competir ya que no tenía medios para prepararse de cara a los Juegos de Tokio. “A finales de 2018 estaba en la Blume de Madrid saliendo de una lesión y el servicio médico mandó un informe al Comité Paralímpico diciendo que no tenía ningún problema físico. Me quitaron la ayuda, me sentí abandonado. Ni siquiera ahora han sido capaces de enviarme material deportivo como sí han hecho con otros compañeros. A algunos nos tienen olvidados”, ha lamentado.

Una maratón de obstáculos

Cuando era pequeño vivía en una choza de barro en Mellab, una aldea del desierto marroquí, donde pasaba las horas jugando al fútbol. Era el más veloz y un día se rompió el brazo derecho tras caer en un pozo seco de 20 metros. Tuvieron que amputárselo por falta de asistencia sanitaria. Nunca dejó de correr y se enamoró del atletismo en una carrera que organizaron en su pueblo, la cual ganó ante jóvenes sin discapacidad. Quería ser atleta profesional y ahorró dinero vendiendo dátiles para buscar una oportunidad en España.

Abderrahman con la plata de Río 2016. Fuente: CPE

Al cuarto intento llegó en patera a Lanzarote y de las islas viajó a Barcelona, donde pasó algunas noches durmiendo en la calle. Se buscaba la vida como repartidor o vigilante de un parking y pasó por varios centros de acogida hasta que una carrera popular cambió su destino en 2003 tras quedar entre los ocho primeros. La Federación de Discapacitados Físicos de Cataluña le ayudó y entró en el Centro de Alto Rendimiento de San Cugat. Se convirtió en el primer deportista paralímpico que obtuvo la nacionalidad española y sus resultados le convierten en uno de los atletas paralímpicos más destacados.

“Desde que llegué a España intenté ganarme la vida, me dieron una oportunidad y la aproveché, nadie me regaló nada, demostré que valgo para el deporte”, ha apuntado. El fondista del club Playas de Castellón volvió a retomar el sueño de acudir a sus cuartos Juegos Paralímpicos y antes de la crisis sanitaria se preparaba para la Copa del Mundo de Londres que estaba fijada para finales de este mes con el objetivo de lograr el billete para Tokio.

“Me apasiona el deporte, sigo en esto porque me gusta. Ahora en casa intento mantener la forma física haciendo abdominales o pesas con garrafas de agua, no tengo espacio para correr. No hay excusas, cuando pueda salir a la calle a entrenar, voy a ir a por esa plaza con los recursos que tengo, aunque haya gente que me daba por acabado. En mi categoría hay mucho nivel y mis rivales están respaldados por sus países, pero pelearé por subir de nuevo al podio, me da igual que sea con un oro, una plata o un bronce”, ha apostillado Abderrahman Ait, el ‘ángel del ala partida’.

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