Elena Congost devora kilómetros hacia Tokio 2021

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Carrera de Marathon en categorias T12-T46 Elena Congost

Tras dos maternidades seguidas, la maratoniana española solo tiene un objetivo: repetir el oro que logró en los Juegos Paralímpicos de Río 2016.

Jesús Ortiz / dxtadaptado.com

En el Fuerte de Copacabana, Elena Congost dejó una huella eterna. Exhausta y casi deshidratada, la española se convertía en Río de Janeiro 2016 en la primera campeona paralímpica en maratón. Una medalla de oro que supuso una liberación tras 15 años persiguiendo un sueño. Ahora, tras dos maternidades seguidas, la atleta catalana desea repetir aquella hazaña y por ello continúa devorando kilómetros por pistas y asfaltos. Quiere mantener su reinado en los Juegos de Tokio 2021.

Su determinación, arrojo y ambición las fue cultivando desde pequeña, cuando en el patio de su colegio ya despuntaba dando zancadas. La atrofia del nervio óptico nunca frenó su ímpetu e ilusión por convertirse en una gran deportista. “Jamás he dejado de intentar hacer algo que me apasione por más barreras que haya tenido en el camino. Ante un problema no hay que hundirse, sino buscar soluciones y seguir. Los miedos y los límites nos los imponemos nosotros, con ganas y trabajo todo se puede superar, aunque cueste más”, recalca.

Elena Congost durante una prueba de 1.500 metros. Fuente: CPE

Empezó destacando en cross, en salto de longitud y en pruebas de velocidad. Luego pasó al medio fondo, en el que ha cosechado varias medallas europeas y mundiales, y acabó en la distancia de Filípides. Con 14 años acudió a su primer Mundial, en Lyon (Francia) y un par de años después debutó en unos Juegos, en Atenas 2004. En Pekín 2008 fue sexta y en Londres 2012 subió al podio con una plata en 1.500 metros. “Decían de mí que era la promesa del atletismo y tenía una oportunidad para ser ya una realidad, me exigí y me metí mucha presión. Recuerdo que estaba muy nerviosa antes de competir, no gestioné bien la carrera y me quedó una espinita, aunque con el segundo puesto todo el esfuerzo anterior había merecido la pena”, explica.

Elena salió de su zona de confort y se pasó a los 42 kilómetros, modalidad que le va como anillo al dedo. En su debut en 2015 fue subcampeona del mundo en la capital británica. Era el preludio a su gran conquista en Río de Janeiro. “Sabía que podía hacer algo grande. Esa mañana estaba sorprendentemente muy tranquila y segura de mí misma. Hacía mucha calor y humedad, me planteé la prueba con calma y fui muy cómoda durante el recorrido, impuse mi ritmo desde la salida. Ese día se alinearon todos los astros, salió redondo, gané e hice mi mejor marca (3:01.43), y eso que tuve que correr sola porque mi guía, Roger Esteve, no se adaptó al clima. Es un orgullo ser la primera campeona en esta distancia, siempre quedará grabado en la historia. La medalla la tengo en el comedor de casa y la miro cada día”, subraya.

Cuatro años sin una maratón

La de Río de Janeiro fue su última maratón hasta la fecha. Solo participó en los 1.500 metros en el Mundial de 2017. Después llegaron dos momentos importantes en su vida, los nacimientos de Arlet (dos años) y Abril (ocho meses). “Tenía claro que quería ser madre, pero también no dejar de ser deportista de élite. Tras dar a luz a mi primera hija me lo tomé de relax, pero durante el segundo embarazo me sentía genial, de hecho, entrené hasta el día previo al parto”, asegura. Regresó con brío para preparar los Juegos de Tokio, pero echó el freno de mano por la llegada de la pandemia de la Covid-19.

Elena Congost en la meta de los Juegos de Río 2016. Fuente: CPE

“En el confinamiento estuve entrenando en una cinta en el garaje de casa, pero las sensaciones eran desagradables. Lo pasé mal, sufría mentalmente y me dejaba dolorido el cuerpo, las rodillas y la cadera. Sin embargo, me ha ayudado mucho al salir a correr a la calle, volví muy fuerte. Paré un par de semanas por un esguince de tobillo, pero de nuevo he arrancado y me siento en forma, estoy contenta con el rendimiento”, aclara Elena, que se ejercita en la pista de atletismo de Vic (Barcelona) y en el asfalto de un polígono industrial donde preparó la cita de Río 2016.

Lo más duro para ella está siendo no tener objetivos cercanos. “Es una temporada de incertidumbre y cambios en el calendario, hemos tenido que replantearnos el año. Me está costando mucho sacar esas ganas de sufrir y recuperar la motivación, lo veo todo muy lejano. Aunque he perdido ritmo de competición, físicamente estoy bien, pero psicológicamente es difícil esta situación”, lamenta. El apoyo de su pareja, de sus pequeñas y de su entrenador le dan fuerzas para continuar disfrutando de su pasión y ya piensa en sacar su billete para Tokio 2021.

“Quería ir a la maratón de Londres en octubre, pero está en el aire, así que estoy preparando la de Valencia, que en principio será el 6 de diciembre. Allí lucharé por obtener la marca mínima. Si no se celebra, en febrero en Sevilla o en abril en la Copa del Mundo de Londres también podría intentar conseguirla, pero es un hándicap ya que cuesta recuperarse tras una maratón y estarían muy cercanas a los Juegos. Si no hay ninguna prueba por el tema del coronavirus, mis únicas opciones serían recibir una ‘Wild Card’ por ser la campeona paralímpica o participar en los 1.500 metros. Espero estar en Japón porque quiero igualar lo que hice en Río, cada día me levanto pensando en el oro”, finaliza.

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