Campeonato de España escolar de BSR: Llegaron los Reyes Magos

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La plantilla del equipo madrileño del año pasado - getafe.es

Prensa CID Casa Murcia Getafe – El reglamento y su cumplimiento, en la práctica de cualquier deporte, supone disponer de las garantías que necesitan todos los interesados en el mismo, sin exclusión. Es necesario disponer de un modelo común e igualatorio, para el desarrollo de la actividad deportiva. El incumplimiento de cualquiera de las condiciones definidas, debe de ser sancionado con referencia a la gravedad de la falta cometida, y lo que considero más importante: La repercusión de la sanción en el conjunto de los afectados. Es decir, se necesita aportar, para definir el correctivo, una parte importante de sentido común, o lo que es lo mismo: Se trata de impartir justicia y no aplicar un común denominador a todos los posibles afectados, ante el incumplimiento de una parte del reglamento. No es lo mismo realizar una acción de forma punible, que como consecuencia de un fallo atribuible a terceros.

En el Campeonato de España de baloncesto en silla de ruedas en edad escolar, es decir el practicado por niños, se disputó el partido entre las selecciones representativas de Madrid y País Vasco, con un resultado final de 37 a 31 a favor de Madrid, antes de la llegada de los Reyes Magos.  Cuando el reloj marcó el final del partido, los jóvenes jugadores de ambos equipos podían sentirse satisfechos, habían puesto todo su esfuerzo y conocimiento en el parquet y como siempre ocurre, unos habían salido con la victoria en el bolsillo y otros con la derrota, hasta aquí todo normal, se trata solo de un partido.

En dicho campeonato, se dan cita deportistas bien diferenciados: Los jugadores, todos ellos niños, que deberían ser los máximos protagonistas, y aquellos que les dirigen, es decir sus técnicos adultos. También encontramos a los dirigentes, adultos con experiencia y sabiduría en tutelar la carrera deportiva de los niños, que deberían cumplir un papel de actores secundarios, aunque en el caso que nos ocupa pueden optar a desempeñar el papel protagonista de los Reyes Magos, será por aquello de las Fiestas.

En el partido, los jugadores, todos ellos sin excepción jugadores muy jóvenes y lo que es más importante: En periodo de formación. Ellos habían intentado realizar aquello que sus entrenadores (adultos) les han enseñado, han cumplido con lo que en un deportivo colectivo se entiende debe hacer un jugador, cuando el máximo responsable, el entrenador, toma las decisiones durante el transcurso del partido. Ellos no decidieron quien se encontraba en pista en cada momento, ellos no decidieron si debían jugar 10 minutos o 1 segundo, ellos se limitaron a ser jugadores de baloncesto en silla y conocían que, al final del partido, unos ganan y otros pierden según el esfuerzo de los propios jugadores, y cuando ganan o pierden felicitan a sus compañeros y a sus rivales deportivos, es parte de su formación para llegar a ser jugadores adultos de baloncesto en silla.

De pronto, aparece el reglamento y su aplicación modifica el resultado final del partido, es decir: Entierra el esfuerzo de unos niños donde su único error, y según parece falta muy grave, fue jugar y hacerlo tal y como los adultos les habían indicado. A mí me parece que la aplicación del reglamento, en este caso, ha sido contra los que no habían cometido ninguna irregularidad y deja casi indemne a quien si la ha cometido.

El reglamento de la competición, indica que: Todos los jugadores deben de ser parte, en algún momento, del quinteto en pista en los 2 tiempos del partido. La selección de Madrid incumplió dicho artículo en uno o en los 2 tiempos, lo que indudablemente es una transgresión del reglamento.  Los 12 jugadores de Madrid si participaron del cinco en pista en algún momento del partido, ninguno quedo sin jugar, pero el cuerpo técnico decidió en qué momento lo haría cada jugador los jugadores no decidieron cuando debían salir a pista.

Al finalizar el partido un responsable de la selección del País Vasco impugna el resultado final. La impugnación del partido, por parte de la delegación del País Vasco, es del todo una actuación lícita en aplicación de los derechos que se atribuyen a todos los participantes en la competición deportiva. Pero yo creo que también existen otros derechos, que los adultos tenemos que considerar antes de aplicar todas nuestras decisiones: Los derechos de los niños cuando su conducta deportiva ha sido simplemente ejemplar, ellos han hecho lo correcto, se han comportado como unos deportistas, aportando su ilusión y sus mayores esfuerzos en la práctica deportiva, no han incumplido ningún reglamento, otros si, ellos NO.

En este caso, es mi humilde opinión, considero que deben de ser sancionados aquellos, que en su máxima responsabilidad, incumplen el reglamento. Existen 2 niveles claros de responsables, los dirigentes y técnicos de la representación de Madrid, deberían de haber dejando a un lado a los jugadores. También estoy convencido que para el caso que nos ocupa, la impugnación hubiese sido más correcto realizarla en un momento posterior a la finalización del campeonato, y en otro lugar. Se trata más de una refutación a la labor de los responsables del equipo, que sobre el resultado del partido.

El desconocimiento del reglamento, por parte de la delegación de Madrid, debe de ser puesto sobre la mesa y debe tener su correspondiente contrapartida, pero sin modificar el resultado del esfuerzo de los niños. La Federación Española y el Consejo Superior de Deportes, bajo el que se organiza el Campeonato de España en edad escolar, deben actuar en evitación de que se vuelvan a producir hechos como el acontecido en Valladolid, y hacer recaer la sanción correspondiente sobre los que acuden al mismo sin haber hecho correctamente sus deberes. Yo me pregunto ¿Qué es más importante? Alterar un resultado deportivo y por tanto un Campeonato, considerando las edades de los jugadores, que sobre todo incide, tal y como se han producido, sobre la credibilidad e ilusión de los niños, o sancionar a aquellos adultos cuya verdadera misión no es ganar o perder, sino ser los máximos responsables de un grupo de niños y por su error han llevado a los jugadores a una situación no forjada por ellos.

Para no equivocar la visión que he querido expresan en todo lo indicado anteriormente, mi punto de vista tiene un argumento de partida claro sobre la aplicación del reglamento y ejercicio a la defensa de los interese de cada uno, y no es exportable a competiciones de adultos: El campeonato es para niños y jugadores en formación, no para deportistas de alto nivel. Aunque la verdad, el sentido común debería prevalecer siempre, pero es tan difícil como que los Reyes Magos nos contente a todos los adultos.

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